Campamento de entrenamiento para multimillonarios que quieren conservar su riqueza30/06/2015 | Laura Noonan – Europa Press Español
Es una mañana nublada, y alrededor de 20 hombres y mujeres vestidos de manera “casual” están de pie en una terraza disfrutando de un descanso de sus seminarios. El Lago de Constanza resplandece frente a ellos, rodeado del inmaculado campo suizo. El panorama es impresionante, pero los delegados probablemente están acostumbrados a vistas mucho mejores. El grupo está compuesto principalmente de multimillonarios, reunidos en este campamento de entrenamiento de UBS en Wolfsberg con la esperanza de obtener conocimientos sobre un tema que unifica a sus 10 nacionalidades: cómo pasar su riqueza a la siguiente generación sin disputas familiares y sin tomar decisiones económicas insensatas. Aquí ellos de despojan de algunos de los “adornos” de los súper ricos. No se les permite tener empleados. Todo el mundo se queda en el mismo tipo de habitación para “crear una comunidad”, así es que no hay suites, sólo las habitaciones regulares con camas grandes, dos cómodas sillas, elegantes cuartos de baño en suite y arte local en las paredes. La división de gestión de patrimonio del UBS adopta el papel de asesor y educador durante este “campamento” de tres días, que el banco suizo utiliza para profundizar las relaciones con los clientes y atraer a otros nuevos a su banco privado, la división más importante del grupo. También se invitan a ponentes que no pertenecen al UBS. El grupo de servicios financieros de Suiza está tratando de fomentar oportunidades de negocio, ofreciendo algo que es menos fácil de conseguir que la experiencia disponible en cualquier momento: la oportunidad de codearse con los demás huéspedes que se hospeden en las habitaciones de simple lujo en Wolfsberg. “Las familias con ideas afines de distintas zonas horarias… eso es lo que realmente valoran”, declaró Joe Stadler, director de negocios patrimoniales ultra altos del UBS. En este “campamento” en particular, los asistentes incluyen a una familia europea en su cuarta generación de sucesión, la cual está tratando de encontrar la manera de mantener el negocio familiar en funcionamiento. El padre le dice al grupo que está a favor de que un especialista administre el negocio, pero su esposa, sentada a su lado, quiere mantener los asuntos dentro de la familia. Al otro lado de la habitación, un padre asiático reflexiona sobre qué hacer con un hijo que no tiene ningún interés en dirigir la empresa familiar. Un padre egipcio se preocupa acerca de cómo puede mantener a sus cuatro hijas involucradas en el negocio cuando, tradicionalmente en Egipto, las mujeres casadas están más cerca de las familias de sus maridos. “Siento un enorme alivio de ver diferentes familias con experiencias similares”, expresó uno de los asistentes, que prefirió permanecer en el anonimato, y añadió que el campamento le había dado ideas que podría presentar a otros miembros de su familia. UBS – que ha identificado a los “ultras” como el grupo de mayor crecimiento potencial de su banca privada – gasta “una cantidad de un dígito bajo de millones de euros» organizando “campamentos” como éste anualmente. La buena disposición de los súper ricos de asistir a tales cursos puede considerarse una manifestación más de las fuerzas que impulsan las ventas del libro de Thomas Piketty “Capital in the Twenty-First Century”. A la vez que las empobrecidas clases medias recurren a este exitoso libro para entender cómo y por qué “perdieron terreno” ante los ricos, los multimillonarios buscan asesoramiento personalizado sobre cómo mantener su acrecentada ventaja. El Sr. Stadler declaró que los ricos están, de hecho, particularmente preocupados por preservar sus fortunas en la actualidad porque la riqueza que está en manos del 0,1 por ciento más rico ha estado aumentando durante décadas, por lo que temen que esté por llegar un “punto de inflexión”. Algunos de los otros temas tratados – como la rivalidad entre hermanos – son más atemporales. Otros son culturales. “En la cultura asiática, se mandan a los hijos a lugares como Harvard, pero cuando vuelven, los padres muy pronto se dan cuenta de que no sólo están mejor educados, sino que también están “infectados” con una cultura bastante diferente”, declaró Peter May, profesor honorario de WHU – Otto Beisheim School of Management, la cual presenta algunos de los seminarios. En muchos mercados emergentes, la tradición de que el hijo varón mayor sea el heredero es todavía prevalente. “Hay casos en que el hijo ha sido preparado… y luego el padre se da cuenta, después de seis o siete años, de que él no constituye la mejor opción”, dijo el Sr. Stadler. Laura Pancera, directora de desarrollo del patrimonio neto ultra-alto de UBS, indicó que los intercambios interculturales son particularmente útiles durante el curso. Un asunto que UBS no desea discutir públicamente es el tema de los impuestos, un tema cada vez más delicado desde que los bancos suizos se vieron obligados a pagar multas por ayudar a los clientes a evadir impuestos en EEUU. UBS pagó 780 millones de dólares en un acuerdo extrajudicial en 2009 y evitó la persecución penal. El Sr. Stadler cita dos extremos para demostrar que no existe solamente un camino hacia el éxito: la compañía de inversión Haniel en Alemania, que tuvo sus orígenes en 1756 y a cuyos más de 680 accionistas familiares no se les permite manejar nada en el negocio; y la familia detrás de Hermès – la empresa fabricante de bienes de lujo francesa – que tiene un enfoque basado en una mayor participación familiar. “Ambas tienen éxito”, declaró. Con una duración de tres días, el “programa de transición de la familia” de UBS no alega poder convertir en futuros directores ejecutivos a los sucesores que estén lejos de ser idóneos o que estén reacios. Ni tampoco ofrece el tipo de entretenimiento al cual algunos de los asistentes pudieran estar acostumbrados. “Yo no apoyo llevar a los jóvenes a una discoteca”, |
A boot camp for billionaires anxious to stay ahead30/06/2015 | Laura Noonan – Europa Press English
It is an overcast morning, and about 20 casually dressed men and women are standing on a terrace enjoying a break from their seminars. Lake Constance glimmers before them, surrounded by pristine Swiss countryside. The panorama is breathtaking but the delegates are probably used to better. They are mainly billionaires, congregating at this UBS “boot camp” in Wolfsberg and hoping to gain insights into a topic that unites their 10 nationalities — how to pass their wealth to the next generation without family feuds and foolish business decisions. Here they are stripped of some of the trappings of the super-rich. No staff are allowed. Everyone stays in the same style of hotel room to “create a community”, so there are no suites, just regular rooms with large beds, two comfortable chairs, sleek en-suite bathrooms and local art on the wall. The wealth management arm of UBS casts itself in the role of adviser and educator for the three-day camp, which the Swiss bank uses to deepen client relationships and entice new ones to its private bank, the group’s most important division. Outside speakers are also used. The Swiss financial services group is trying to drum up business by offering something that is less easy to procure than on-call expertise, though: the opportunity to rub shoulders with the other guests staying in Wolfsberg’s merely-luxurious digs. Such families will already be surrounded by “myriad experts and professors and lawyers and all that”, says Joe Stadler, UBS’s head of ultra-high net worth business. At this particular camp, attendees include a European family into their fourth generation of succession, trying to work out how to keep the family business together. The father tells the group he favours having a specialist run the business but his wife, sitting next to him, wants to keep things in the family. Across the room, an Asian father ponders what do to about a son who has no interest in leading his family business. An Egyptian dad frets about how he can keep his four daughters involved in the business when, traditionally in Egypt, married women are closer to their husbands’ families. “I am greatly relieved to see different families with almost similar experiences,” says one attendee, who prefers to remain anonymous, adding that the camp had given him ideas he could present to his wider family. UBS, which has identified “ultras” as the highest potential growth group in its private bank, spends a “low single-digit million euro” amount running camps like this annually. The willingness of the super-rich to attend such courses can be viewed as another As the squeezed middle classes turn to the best-seller to understand how and why they lost ground to the wealthy, billionaires seek bespoke advice on how to maintain their increased advantage. Mr Stadler says the rich are indeed particularly concerned about preserving their fortunes now because the wealth held by the top 0.1 per cent has been rising for decades, so they fear an “inflection point” is coming. Some of the other issues addressed — such as sibling rivalry — are more timeless. Others are cultural. “In the Asian culture, they send the children to places like Harvard, they come back and parents realise very soon that they are not only better educated they are also infected with quite a different culture,” says Peter May, honorary professor at WHU- Otto Beisheim School of Management, who hosts some of the seminars. In many emerging markets, the tradition of the oldest son inheriting is still prevalent. “There are cases where the son has been groomed… and then the father finds out, after six or seven years, the guy is not [the best choice],” says Mr Stadler. “I’ve sat in some of these discussions with families.” Laura Pancera, UBS’s head of ultra-high net worth development, says cross-cultural exchanges are particularly useful on the course. One issue UBS does not want to discuss publicly is tax, an increasingly sensitive topic after Swiss banks were forced to pay penalties for helping clients evade tax in the US. UBS paid $780m in a 2009 settlement and avoided criminal prosecution. Mr Stadler cites two extremes to make the point: the Haniel investment company in Germany, which traces its roots back to 1756 and whose more than 680 family shareholders are not allowed to run anything in the business; and the family behind the French luxury goods maker Hermès, which is much more hands-on in its approach. “Both are successful,” Mr Stadler says. Lasting three days, UBS’s “family transition programme” does not claim to be able to convert ill-suited or reluctant successors into CEOs of the future. Nor does it offer the kind of entertainment some attendees might be used to. “I’m not supporting bringing the young guys to a disco,” says Ms Pancera. “In the past we did a lot of that and what happened was they didn’t come in any more in the morning.” |
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