Commodities: un término exótico que dicta nuestro día a día

gasolina

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¡Saludos Mortales! ¿Alguna vez has escuchado el término “commodity” en el contexto de los mercados de inversión? Quizá pueda sonarte algo lejano o exótico, pero si lo castellanizamos a un simple “materias primas” seguro que te parece mucho más cercano. Hoy hablaremos sobre un mercado sujeto a las mismas fuerzas de oferta, demanda, incertidumbre y especulación que cualquier mercado de productos financieros, pero con una diferencia importante.

En lugar de tratar con bonos, acciones o complejos productos, trabajaremos con algo tan simple como el azúcar o el hierro y entenderemos mucho mejor de dónde vienen los precios que configuran nuestras cestas de la compra del día a día.

Empecemos por el principio: ¿qué son las commodities?

Las commodities son la base de nuestra vida cotidiana y de la actividad económica más esencial, aunque no siempre nos detenemos a pensar en ellas. De hecho, teniendo en cuenta la mayor familiaridad con la que conocemos las acciones o la renta fija, las commodities son productos mucho más próximos al ciclo de la economía real y cuyos movimientos en el mercado tienen mucha más repercusión en todos nosotros.

En el término commodity incluiríamos cualquier producto básico que es susceptible de ser intercambiable con otro similar producido a lo largo del mundo sin que se notase una diferencia de calidad evidente. Por ejemplo, bienes como el petróleo, el gas natural, el trigo o el hierro se pueden considerar commodities cuando hablemos de aquellos que cumplen con las condiciones básicas y los estándares de calidad exigidos.

Así, el petróleo de diferentes partes del mundo se considera el mismo producto siempre y cuando cumpla con ciertos estándares. Esta estandarización permite que el petróleo, junto con otras commodities, se compre y se venda en mercados globales, haciendo que su precio se fije en bolsas de materias primas que operan en ciudades como Nueva York, Londres o Shanghái.

Además, las commodities cumplen otra condición fundamental: se trata en todo caso de bienes producidos en masa y que se comercian al por mayor en grandes volúmenes. ¿Te suena el barril de Brent? Seguro que has tenido pesadillas con él si has ido a echar gasolina cuando los surtidores batían récords de precio en España durante este año. Pues bien, el barril de Brent es la referencia para el precio del petróleo a nivel mundial y es el principal determinante del coste de lo que pagamos al llenar nuestro depósito.

Si bien es fácil imaginar por qué el petróleo es un bien producido en masa (no hay más que recordar esas grandes plataformas petrolíferas), nuestra idea de comercio al por mayor puede quedarse algo corta a la hora de abarcar el volumen habitual de estas transacciones. Para que puedas hacerte una idea, el volumen mínimo que se debe comprar o vender en el mercado de petróleo es de 159 m3, es decir, ¡159.000 litros!

Prácticamente podemos decir que las commodities nos rodean desde que nos levantamos de la cama hasta que volvemos a ella tras un duro día. En el desayuno tenemos el primer contacto diario con varias: el café que bebemos, el azúcar que endulza nuestras comidas y las frutas que disfrutamos son comercializados globalmente antes de llegar a nuestra mesa. Son productos que, aunque parezcan simples, están en el centro de complejas redes comerciales internacionales.

Por ello nos referimos en muchas ocasiones a los precios de las commodities como el termómetro de la economía global. Suben y bajan reflejando lo que sucede en el mundo, como cambios en la producción, tensiones políticas o incluso el clima. Un aumento en el precio del petróleo, por ejemplo, puede elevar los costos de transporte y, como resultado, hacer que el precio de casi todo lo que compramos sea un poco más caro.

Veamos ahora cómo se comercian estos productos y por qué los precios que alcanzan son tan cruciales para la economía y nuestro día a día.

El comercio de las commodities: los futuros

Entender el comercio de commodities requiere conocer los contratos de futuros, ya que son el elemento a través del que se instrumentan las principales transacciones. Así pues, ¿qué es un contrato de futuros o simplemente un futuro?

Un futuro es un acuerdo para comprar o vender un producto determinado (oro, petróleo, azúcar o una acción) a un precio fijado en una fecha futura. Así, las dos partes de la transacción, comprador y vendedor, dictan hoy los términos de una transacción que llevarán a cabo en el plazo que se indique. Todos los siguientes son ejemplos de futuros:

  • Dentro de un mes, te compro 1000 kg de trigo a 0,25€/kg.
  • En dos años, te vendo 50 barriles de Brent a 90€/barril.
  • Mañana te compro esa acción de ACS a 7€.

Es importante resaltar que la operación que se acuerde entre las partes se considera un compromiso firme, es decir, ambas partes han de cumplir con lo pactado y no pueden echarse atrás.

En este punto, podríamos cuestionarnos cuál es la utilidad de estos contratos y por qué alguien estaría dispuesto a comprometerse en el futuro a realizar una compra o una venta sin conocer cuánto valdrá en ese momento el producto comerciado.

Si lo pensamos bien, hoy yo me puedo comprometer a vender algo hoy por 10€ si a mí me cuesta hoy 8€. Ganaríamos 2€ seguros. Pero ¿cuánto costará ese producto dentro de un mes? ¿Podré comprarlo por 8€? ¿O sólo podré encontrarlo por 12€? ¿Y si el mercado se ha vuelto loco y ahora me pagarían 20€ por él? ¿Estaría yo dispuesto a venderlo sólo por 10€?

Como vemos, este tipo de operaciones requiere que proyectemos qué pasará en el futuro, por lo que es una verdadera autopista para todo tipo de especulaciones, pero también para la necesidad de querer asegurarse ante un futuro incierto.

Por ejemplo, un agricultor puede usar contratos de futuros para vender su cosecha de trigo a un precio determinado antes de que esté lista para ser cosechada. Esto le da seguridad sobre el precio que obtendrá y protege su ingreso contra una caída de precios en el futuro.

De manera similar, una panadería podría comprar contratos de futuros de trigo para asegurar un precio constante para su ingrediente principal, protegiéndose contra la posibilidad de que los precios del trigo suban.

Como vemos, gracias al contrato de futuros hay dos partes que se ayudan y cubren mutuamente el riesgo que temen. Mientras el agricultor teme una bajada precios del trigo que haga la rentabilidad de la cosecha nula, la panadera teme que el precio del trigo suba de forma desmedida y eso le haga perder clientes o bajar sus márgenes.

Así, tenemos una cobertura quid pro quo: a cambio de que, si el precio del trigo baja, la panadera no pueda beneficiarse de dicha bajada por haber fijado el precio, ella recibe un seguro por si el precio del trigo sube, haciendo que esa subida no le afecte en lo más mínimo.

Este formato de contratos es extensible a cualquier materia prima que se necesite en un proceso productivo: petróleo, metales, gas natural o alimentos, entre otros. De estos contratos de futuros es de donde se obtiene el precio de esas commodities, precios que utilizamos después como referencia para saber cuánto cuesta cada materia.

Estos contratos se comercian en mercados de futuros, que son similares a las bolsas de valores, pero se centran en commodities en lugar de compañías. Los precios en estos mercados son dinámicos y cambian constantemente, afectados por las condiciones del mercado, como la oferta y demanda, los eventos políticos y los cambios en la economía.

Este comercio es vital tanto para los productores que buscan asegurar un ingreso estable como para los consumidores que buscan protegerse contra los cambios en los precios. Además, juega un papel significativo en la inversión y en la economía global, conectando a diversos sectores y afectando las decisiones empresariales y las políticas económicas.

Por último, no es desdeñable el cada vez más numeroso grupo de inversores que optan por las commodities como inversión alternativa a las acciones, la renta fija o las criptomonedas, dando lugar a un mercado cada vez más profundo y activo.

Ya no son un secreto para nosotros…

Ahora, cuando escuches hablar de precios del petróleo, de granos, o de metales, sabrás que no son solo cifras en un noticiero: son indicadores que pueden afectar desde la economía de un país hasta lo que pagas por la cesta de la compra.

Además, sabes que se negocian en contratos a plazo y que su precio viene determinado por las expectativas y los miedos que productores y compradores tienen de cara al futuro, por lo que son un gran indicador de qué puede suceder en cuestión de días, semanas o meses.

Esperamos que este artículo haya servido para abrir una ventana a ese sector de la economía que, aunque pueda parecer lejano, en realidad está muy presente en tu día a día. Saber qué son y cómo funcionan las commodities te permite entender por qué sube el precio de la gasolina, por qué un mal año de cosecha en un país lejano puede incrementar lo que pagas por el pan, o cómo eventos globales pueden influir en el coste de los materiales de tu próximo teléfono móvil.

Esperamos que hayas disfrutado de este viaje por el conocimiento de los mercados y recuerda: si tu coche gasta mucho, quizá no está de más que te plantees comprar un futuro sobre el barril de Brent, al fin y al cabo, ¡sólo son 159.000 litros de petróleo y unos 90.000€!

Gracias por seguirnos Mortales, ¡nos vemos en el próximo post!

Prof. Julián Óscar Hernández Florindo

Doctor en Economía de la Empresa y Finanzas

Formador de Finanzas para Mortales

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