Cómo elegir una carrera universitaria con una fórmula mágica (y/o saber si has elegido bien…)

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Cómo elegir una carrera universitaria con una fórmula mágica (y/o saber si has elegido bien…)

02/10/2013 | FxM – Evan Brock Gray

¿Te has parado a pensar alguna vez si lo que decidiste estudiar en la universidad era la mejor opción para ti? ¿Quién te ayudó a tomar esa decisión con los 17/18 años: tus padres, tus amigos, tus profesores o, tal vez, nadie…? ¿Y si pudieras volver a hacerlo de nuevo otra vez, elegirías el mismo camino sabiendo lo que sabes ahora?

Son preguntas de carácter difícil porque ya sabemos que no podemos volver al pasado y cambiar los hechos. Aun así, el auto-análisis es una tarea que conviene de vez en cuando hacer para entender por qué somos quien somos y por qué hacemos lo que hacemos. Esto es importante en estos momentos de continuas turbulencias económicas sobre todo en el mercado laboral para la gente con menos de 30 años, algunos de los cuales han acabado los estudios universitarios, los que están a punto de hacerlo o los que están pensando en empezar una gran etapa de su vida.

Trabajar por trabajar
A nadie le gusta trabajar en vano ni estar en un trabajo que no te lleva a ningún sitio profesionalmente o emocionalmente. Estos dos últimos adverbios son de suma importancia a tener en cuenta y, si es posible, al mismo tiempo a la hora de elegir una carrera. En referencia al primero (“profesionalmente”), hay que pensar en dos cosas: 1. Qué es lo que se te da bien, y 2. Qué es lo que se ofrece/ofrecerá en el mercado laboral. Es muy difícil pegarte con los temas de una carrera universitaria que no se te dan bien por muchas ganas que tengas. Además, es un grave error seguir los consejos de los demás sobre qué hacer en la universidad si ellos opinan (o saben) que hay un fuerte mercado laboral en algún sector porque los mercados están evolucionando constantemente y pueden dar giros inesperados, ¡y principalmente si las carreras necesarias para acceder a estos mercados no se te dan bien!

En referencia al segundo (“emocionalmente”), pensar en una actividad laboral que podrías llevar a cabo casi sin que pienses que estés trabajando y encajar esta actividad profesional de largo plazo es lo ideal. Un ejemplo obvio sería una persona a la que le encanta cuidar a los animales y estudia para convertirse en veterinario. De niño el escritor de este mismo editorial quería ser jugador profesional de béisbol pero de mayor se dio cuenta que había un mercado laboral muy pequeño y que no era una profesión de largo plazo (aunque habría estado bastante bien emocionalmente).

La fórmula mágica es: nº 1. Encontrar algo que se te dé relativamente bien, nº 2. Pensar en algo que no te va a importar (o que te va a gustar) hacer durante muchos años y nº 3. Reflexionar críticamente sobre qué campos laborales estarán disponibles en el futuro.

Un ejemplo sencillo muestra que esto no siempre es un proceso fácil. Hay gente a la que le gusta pescar y practica este deporte siempre que pueden (nº 1 se cumple). Pero al saber que a los 55 años estar a bordo de un barco en alta mar es una actividad muy dura y peligrosa (nº 2 no se cumple) y, además, al contemplar que el cambio climático puede que afecte negativamente a la flora y fauna del mar o que los límites que los gobiernos ponen sobre las cantidades de pesca reducen la rentabilidad de este sector (nº 3 no se cumple), ya deja de ser una profesión atractiva como también deja de ser óptimo un grado en Náutica para estas personas.

Cuestión económica
Para muchas personas un aspecto muy importante en el trabajo es la remuneración, es decir, cuánto te pagan. Esto viene desde los fundamentos de la economía laboral en que agentes económicos con los medios de producción ponen a la disponibilidad de los demás ciertos trabajos necesarios para la producción a cambio de cierta contraprestación económica si las personas llevan a cabo las tareas acordadas, o lo que se llama la demanda laboral. Por otro lado, los trabajadores se ofrecen a trabajar si están de acuerdo con la contraprestación económica, o lo que se llama la oferta laboral. Ahora bien, esa es la teoría clásica y sabemos que el mundo real es mucho más complicado.

Como las personas jóvenes no suelen tener los medios de producción –capital, materias primas y mano de obra- a menos que sean emprendedores, van a entrar en la categoría de “mano de obra”. Si has determinado tu “combinación” mágica (nº 1, nº 2 y nº 3), ¿ahora no te gustaría saber cuánto se paga por hacer ese trabajo? Es más, para los trabajos que requieren un título universitario (con la gran inversión en tiempo y dinero que suele conllevar), ¿te gustaría saber cómo es el sueldo medio de gente que ha estudiado la misma carrera universitaria que tú? Pues, sigue leyendo…

Tres profesores de la Universidad de Georgetown (Washington D.C.) han elaborado el estudio “What´s it Worth: The Economic Value of College Majors” (“Cuánto vale: el valor económico de las carreras universitarias) para ayudar a contestar esta última pregunta. Recogieron varios datos personales y económicos del censo de los EE. UU. (en ese sentido, los resultados estarán un poco sesgados para otros países) y pudieron determinar cuánto era el sueldo medio anual de una persona, después de haberse graduado en una carrera universitaria u otra. Identificaron 15 áreas académicas pudiendo separarlas en la mayoría de las especialidades más comunes.

Por ejemplo, las carreras académicas relacionadas con “business”, o “empresas” en español, fueron separadas en 13 especialidades. La especialidad con el sueldo promedio anual más alto era “Económicas empresariales” ($7
5.000, o 55.555€ al año) y la especialidad con el sueldo promedio más bajo era “Gestión de la hostelería” ($50.000, o 37.037€ al año). El estudio entra en más detalle todavía. Muestra qué porcentaje se añade a estos sueldos si una persona obtiene un título de posgrado, cuánta gente trabaja a tiempo completo y cuánta gente está en activo (en 2012). También, enseña dónde acaba trabajando la mayoría de personas según su carrera universitaria en su primer, segundo, etc. hasta el quinto puesto de trabajo.

Si ya has acabado los estudios universitarios y te buscas dentro de este estudio, podrás realizar la auto-reflexión mencionada al principio de este artículo. Si todavía no has terminado, ahora puedes añadir un “nº 4” a la fórmula mágica, lo tienes todo en tus manos: nº 1 + nº 2 + nº 3 + nº 4, y repetir… hasta que elijas tu carrera universitaria ideal.

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