Seguro que más de uno se ha hecho esta pregunta cuando se ha casado con su pareja. En ocasiones, las finanzas se sitúan por delante de las infidelidades en temas de ruptura sentimental. Una vez que tu estado civil ha cambiado, muchos de los matrimonios se plantean esta pregunta: ¿Qué es mejor: una cuenta conjunta o cuentas separadas? Os explicamos las ventajas e inconvenientes que tienen cada una de ellas.
CUENTA CONJUNTA
Compartir una única cuenta corriente en la economía familiar facilita el control de gastos e ingresos además de llevar una gestión centralizada de los mismos, lo que permite comprobar de una manera clara dónde se emplea el dinero.
Además, una única cuenta impediría que un miembro de la pareja se quedase al descubierto mientras al otro le sobra el dinero. Otra de las ventajas está en el ahorro en los costes de mantenimiento de las cuentas.
Sin embargo, el principal inconveniente que presentan las finanzas compartidas es que, en el caso de que la relación se tuerza y se opte por la separación o el divorcio. Además, si en algún momento deseas hacer un regalo a tu pareja, destrozarás el factor sorpresa, a no ser que tengas una cuenta personal aparte.
CUENTAS SEPARADAS
En el caso de decidirse por mantener cuentas separadas, la principal ventaja es la independencia y la libertad económica que esto permite ya que cada miembro de la pareja, no podrá controlar los gastos del otro.
Además, es una buena opción para evitar problemas en aquellas parejas en las que uno tiene un perfil ahorrador mientras que el otro «derrocha» con asiduidad, con lo que se consigue que cada uno tenga independencia en sus gastos.
Como puntos negativos, tener dividida la economía familiar puede resultar ineficiente si no existe una buena planificación de los gastos comunes.
Fuente: Europa Press (14 de febrero de 2016)