Cada año más empresas se suman a la moda inteligente, pero ¿En qué consiste un término formado por dos palabras que no tienden a asociarse? Se trata de prendas de vestir convencionales como sudaderas o playeras que, mediante microprocesadores incorporados entre sus tejidos, pueden cambiar de color, informarte de un mensaje de texto o recargar el móvil entre otras cosas.
El concepto de “tecnología vestible” (proveniente del inglés wearable technology) tiene su génesis con Steve Mann (profesor de la Universidad de Toronto), padre de este uso tecnológico a finales de los años 70. Sin embargo, la producción en masa de la ropa inteligente no se planteó hasta finales del siglo XX, momento en el que marcas como Fossil o IBM se iniciaron con los primeros prototipos de relojes inteligentes, aunque algunos de ellos nunca se llegaron a comercializar.
Principales usos
En 2017 Google y Levi´s comunicaron el lanzamiento conjunto de una cazadora “inteligente”. Lo particular de esta cazadora, respecto a otras de la misma marca, es que tiene un sensor en el puño que permite controlar determinadas acciones (música, notificaciones, mapa, etc.) del móvil mediante gestos con la mano.
Asimismo, Nike no ha querido dejar pasar esta nueva tendencia y junto a Apple ha trabajado para desarrollar un chip integrado en las nuevas camisetas de la NBA. Éstas están personalizadas, es decir, que la experiencia del usuario depende del equipo y el jugador al que haga referencia la camiseta. Al acercar el móvil a la etiqueta exterior aportará a sus dueños información en tiempo real de su equipo, los próximos partidos, estadísticas del jugador o eventos especiales.
Otros dos productos, que no son puramente textiles pero están incorporando elementos tecnológicos, son los relojes y las gafas. La empresa tecnológica Intel ha presentado recientemente unas gafas en las que puedes leer mensajes de texto que se proyectan en su cristal. Por otro lado, los relojes que combinan funciones deportivas y móviles son muy comunes y a día de hoy hay multitud de marcas que te ofrecen este producto.
Sin embargo, uno de los principales obstáculos que se está encontrando el mercado, no viene por las complicaciones que implica desarrollar la tecnología sino por sus altos precios, los cuales suponen una barrera de compra para los consumidores. Por ejemplo, la cazadora de Levis y Google cuesta unos 350 euros y las camisetas de la NBA 110 euros, cuando sus precios, sin este tipo de tecnología, son de 120 y 70 euros respectivamente.
A pesar de ello, las empresas están apostando cada vez más por estos productos. Este año la consultora “Cientifica”, ha sacado un estudio que afirma que la “tecnología vestible” facturó en España más de 16 millones de euros en 2017 y estima que en 2025 aumentará hasta los 104 millones de euros. Esto es, un aumento del 5.500% en 8 años.
Autor: Daniel Moreno (29 octubre 2018)