El IBEX 35 como Termómetro de España

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Desde hace más de un siglo, los mercados financieros actúan como un termómetro de la economía, dónde acuden múltiples agentes, desde inversores hasta gobiernos, para conocer qué es lo que se espera en el futuro próximo y también, entender cómo han digerido los mercados las diferentes informaciones o decisiones legislativas.

Durante 2023 hemos tenido varios ejemplos de esta observación activa por parte de las autoridades, sirviendo como ejemplo el movimiento fiscal del gobierno Melloni en Italia de cara al sector bancario y la tributación de los llamados beneficios extraordinarios. Éste ha sido un episodio particularmente llamativo, ya que en menos de 48 horas se sucedieron eventos de gran calado:

  • El lunes 7 de agosto, tras el cierre de mercado, el gobierno de Giorgia Melloni anuncia que Italia gravará con un 40% los beneficios extraordinarios de la banca obtenidos en el año 2023.
  • Tan sólo unas horas después, la banca italiana se desploma en bolsa, arrastrando al sector en todo el contexto europeo.
  • Al observar esta reacción en el mercado, el gobierno italiano aprueba de urgencia una modificación del impuesto el mismo martes 8 por la noche, limitando significativamente el efecto de la nueva tasa en los resultados.
  • El 9 de agosto, la banca italiana responde favorablemente al anuncio, recuperando parte de lo perdido. Sin embargo, algunos bancos italianos aún sufren pérdidas del 4% para el 10 de agosto.

Puedes ver esta cadena de sucesos y su reflejo en el mercado para varias entidades españolas e italianas en la siguiente imagen interactiva:

Como vemos, la reacción de mercado fue manifiestamente clara: el impuesto se percibió como un impacto directo a la rentabilidad de la banca, lo que generó una ola de pesimismo en los inversores, que se tradujo en ventas masivas y la consecuente bajada del valor de estas instituciones en el mercado.

Repasemos brevemente esta lógica: los inversores piensan que el impuesto va a provocar una menor rentabilidad en la banca en el futuro, por lo que hoy deciden vender sus acciones y esto hace que baje el precio.

En otras palabras, el mercado refleja con antelación lo que sucederá en el futuro, o al menos, lo que los inversores creen que va a pasar en el futuro. Por ello, los índices de mercado, que nos sirven como resumen representativo de éstos, pueden ser grandes indicadores de la situación general en un determinado territorio.

Recientemente, en este post nos centrábamos en el selectivo español, repasando qué es el IBEX, cómo se calcula y cuáles son sus componentes, así como la forma de interpretar su valoración. Hoy nos adentraremos en profundidad en una dimensión algo más avanzada: conocer si el IBEX 35 nos sirve como una medición fiable de la situación de la economía española y, sobre todo, de las expectativas que se tienen sobre ella.

¿Por qué los mercados sirven como señal del futuro?

Antes de continuar, es necesario remarcar que la mera idea de comprender en su totalidad cómo funcionan los mercados y qué mensaje nos indican es siempre una tarea ardua y cuyo resultado es tremendamente aleatorio. Este comportamiento azaroso los hace tan atractivos como peligrosos si no se utiliza la suficiente cautela a la hora de trabajar con ellos. No obstante, si de algo estamos seguros, Mortales, es de que os encantan las finanzas, así que no seremos nosotros quienes os reduzcan el entusiasmo a la hora de navegar por estas complejas aguas.

Pese a que adivinar el futuro es, hasta donde llega nuestro conocimiento, imposible, es innegable que anticipar sucesos es una práctica que la especie humana anhela perfeccionar desde su misma aparición. Hoy en día, nuestro mejor intento para lograr anticipar el futuro es el conocimiento y los datos, es decir, comprender cómo funciona la realidad en base a los diferentes contextos y estímulos que existan. En una sola palabra: ciencia.

La ciencia de los mercados nos invita a estudiar a los inversores, sus estímulos y sus mecanismos de decisión. Por suerte para nosotros, entender qué quiere un inversor y, por tanto, qué guía su decisión, es realmente sencillo.

¿Con qué objetivo acude un inversor a la Bolsa? Con la simple y sencilla meta de ganar dinero. ¿Cómo logra ganar dinero el inversor? Básicamente, acertando. Si lo expresamos en términos técnicos, podríamos decir que consiguiendo un valor económico fundamental mayor al precio que pagó por el activo. En términos sencillos: comprando barato y vendiendo caro.

Así, los mercados son como un juego de azar, en el que los diferentes inversores apuestan sobre un resultado futuro. En lugar de apostar por el número de una ruleta o el número del Gordo de Navidad, los inversores apuestan sobre el resultado de las empresas.

Cuando las empresas son rentables, su valor aumenta, ya que acumulan más patrimonio a causa de sus beneficios. Después, deciden qué hacer con ese patrimonio, ya que pueden repartirlo en forma de dividendos o mantenerlo dentro de la empresa y utilizarlo para aumentar sus inversiones y así ganar más dinero. En cualquier caso, ambas opciones son satisfactorias para sus accionistas, ya que, o bien reciben directamente parte del beneficio en forma de dividendos, o bien ven como su participación en la empresa es cada vez más valiosa.

Así, aquellos inversores que optaron por la empresa correcta consiguen beneficios, mientras que aquellos que jugaron una apuesta errónea y se equivocaron al predecir la rentabilidad futura, sufrirán una pérdida al ver como la empresa gana menos dinero del esperado y sus accionistas venden sus títulos en masa, ante la idea de que su participación en la empresa vale menos dinero.

Este comportamiento es razonablemente similar a otros juegos de azar en los que los jugadores juegan entre sí contrastando su opinión, como por ejemplo las apuestas deportivas. Las cotizaciones de dichas apuestas (nótese cómo se utiliza el mismo término que en el mercado de valores) reflejan la visión de unos y otros apostantes: aquellos que creen que ganará un equipo frente a aquellos que creen que ganará otro.

Por tanto, las cotizaciones de las apuestas sirven como señal de la opinión y las expectativas que tienen los jugadores sobre el resultado del encuentro. ¿Significa esto que son una señal del futuro? La respuesta es que depende. Depende del grado de precisión y de la capacidad de los jugadores para predecir dicho futuro.

El mercado de valores funciona exactamente igual: cuando hay muchos inversores “apostando” por la misma empresa, esto hace que aumente el precio de la acción, lo que nos indica que muchas personas están de acuerdo en la idea de que dicha empresa será más valiosa en el futuro. Por tanto, hay una expectativa mayor de cara al resultado futuro de la entidad. ¿Se cumplirán las expectativas de los inversores?

Nunca podremos dar una respuesta en firme a esta pregunta, pero al menos, sí que podemos ver históricamente qué ha sucedido y cómo de bueno ha sido el mercado prediciendo el futuro. ¡Vamos a ello!

El IBEX 35 y España: Principales Eventos

Para realizar nuestro repaso por la historia reciente del IBEX 35, no hay mejor comienzo que una exploración visual de la evolución del índice durante el siglo XXI, un período que no ha estado exento de vaivenes económicos. En el siguiente gráfico, reflejamos la evolución del IBEX trimestre a trimestre desde 2002:

Mientras que la serie roja representa la evolución, las columnas en azul claro miden los saltos de la serie roja, lo que nos permite identificar aquellos trimestres especialmente llamativos de forma rápida.

Por ejemplo, vemos como durante el primer trimestre de 2020 (2020-Q1), el IBEX sufre la mayor caída de todo el periodo analizado, correspondiente a la crisis por COVID-19 y la sucesión de medidas extraordinarias decretados a partir de marzo de 2020.

Es curioso que, pese a conocer los primeros atisbos del virus durante el último trimestre de 2019, el mercado mostró una evolución positiva en ese mismo período, lo que parece indicar que no se valoró con la suficiente precisión el impacto que el COVID-19 tendría en la economía.

Para profundizar más en la capacidad predictiva de los mercados, comprobaremos a continuación la relación entre el crecimiento del IBEX 35 y dos indicadores clave de la economía española: el PIB y la tasa de paro. En el siguiente gráfico podemos visualizar todas estas series:

Para facilitar la comparativa, hemos normalizado las unidades en un índice de base 100, lo que nos permite comprobar mucho mejor los cambios que han experimentado los tres indicadores. Como podemos apreciar, las series del IBEX y la tasa de paro parecen espejos a lo largo del período analizado, lo cual tiene todo el sentido del mundo, ya que una alta tasa de paro es una mala señal económica, lo que debería traducirse en unos mercados pesimistas y a la baja.

Si nos fijamos en la serie del PIB y el IBEX, ambas siguen un recorrido similar, si bien parece que el mercado amplifica por mucho los movimientos en el PIB. De nuevo, este resultado no es extraño ya que pequeñas oscilaciones del PIB suponen grandes efectos económicos: por ejemplo, la caída del PIB en 2009, en pleno estallido de la crisis financiera fue del 3,6%, lo que sin embargo provocó una caída sustancial en los mercados en pocos meses, llegando a una contracción del 17,4% en el IBEX en 2010.

Sin embargo, nuestro análisis visual no revela una gran capacidad de predicción del mercado a largo plazo, ya que, en todo caso, parece que reacciona a la vez que se suceden los eventos macroeconómicos. En cuanto a anticiparlos, no parece que la serie del IBEX se mueva de forma adelantada, sino más bien con cierta demora o a modo de reacción a los datos en algunas ocasiones, como la comentada anteriormente.

Eso sí, lo que es innegable es que el selectivo español sí que actúa como un gran reflejo del estatus actual de la economía y de su evolución en el corto plazo, teniendo en cuenta la manifiesta relación entre los datos de mercado y los de los indicadores macroeconómicos del mismo período.

Esto refuerza la idea de que los agentes económicos se fijen en esta herramienta para conocer el estado general de España. Además, existe una característica del IBEX que lo hace más atractivo que los datos de PIB o paro para entender que está pasando al momento y es precisamente su instantaneidad.

Mientras que los datos de paro y PIB son publicados por el INE con una periodicidad trimestral y siempre a periodo vencido, el IBEX se calcula en tiempo real según la evolución de sus componentes. Por tanto, los agentes económicos pueden anticipar mejor qué cifras finales arrojarán los datos macroeconómicos estudiando las tendencias del mercado. Esto les permite tomar mejores decisiones, en el caso de los inversores, y conocer el alcance de sus acciones, en el caso de los reguladores y agentes políticos.

Ahora ya conocemos por qué la reacción de los mercados y su medición a través de los índices resulta una herramienta tan útil para todo tipo de agentes, lo que nos ayudará a entender mejor qué mensaje nos envían en cada momento. Si te ha gustado el viaje por los mercados y su complicado lenguaje, no dejes de seguirnos y estar alerta a nuestros nuevos posts. ¡Gracias Mortales!

Prof. Julián Óscar Hernández Florindo

Formador de Finanzas para Mortales

Doctor en Economía de la Empresa y Finanzas

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