Ruth V. Aguilera (D’Amore-McKim School of Business & ESADE Business School)
Vicente J. Bermejo (ESADE Business School)
Javier Capapé (IE Business School)
Vicente Cuñat (The London School of Economics)
Según la Comisión Europea, “un fondo soberano es un vehículo de inversión de propiedad estatal que controla una cartera de activos financieros nacionales e internacionales”. Generalmente, estos fondos siguen estrategias de inversión a largo plazo y tienen unas características particulares que los hacen diferentes de otros inversores institucionales más tradicionales.
Por ejemplo, un fondo soberano se distingue de los fondos de pensiones en que no tiene esa obligación con terceros (los pensionistas) y, por tanto, tiene una restricción menor de liquidez. Los fondos soberanos se distinguen de los grandes gestores de activos sobre todo en el tamaño de sus fondos: mientras los grandes gestores –BlackRock, Vanguard, UBS – manejan varios billones repartidos en decenas o centenas de fondos, los soberanos están mucho más concentrados: el tamaño de los diez primeros fondos supera en todos los casos los 250.000 millones de dólares. En octubre de 2017, los 94 fondos soberanos existentes tenían activos por valor de 7,5 billones de dólares. En media, los fondos controlan aproximadamente un 9% del total de acciones cotizadas a nivel mundial.
Además, existe una importante concentración de propiedad en los fondos soberanos más grandes, los 10 fondos más grandes controlan el 75% del total de activos gestionados. El tamaño de estos vehículos de inversión los convierte en “players” del mundo financiero con una relevancia indiscutible, y dada la opacidad de sus inversiones, aún existe mucha investigación por hacer. Por todo ello, es de vital importancia entender los objetivos y el impacto que pueden tener estos fondos en el mundo que conocemos.
En un artículo reciente, Ruth Aguilera, Vicente Bermejo, Javier Capapé y Vicente Cuñat estudian el impacto que puede tener un fondo soberano en las políticas de las empresas. En concreto, estudian una nota pública del fondo soberano noruego, el fondo más grande del mundo que gestiona activos por valor de un 1 billón de dólares. En el caso de España, en concreto, el fondo noruego tiene inversiones en unas 80 empresas cotizadas por valor de 9.000 millones de dólares, una cifra nada despreciable (1,2% del IBEX35). En noviembre de 2012 el Norges Bank Investment Management (responsable de la gestión operativa del fondo soberano noruego) publicó una nota en la que resaltaba la importancia que tiene el buen gobierno corporativo de las empresas. Según recogía el Financial Times, esta nota “es un gran cambio en la forma en que opera el fondo y representa un enfoque más activo para sus inversiones”.
En este artículo se observan los siguientes resultados. En primer lugar, observamos que el fondo decide modificar su estrategia de inversión para incrementar la calidad del gobierno corporativo de su cartera de inversión. El fondo noruego retira inversiones de manera significativa de las empresas con peor gobierno corporativo en el periodo en torno a la publicación de la nota. En segundo lugar, a partir de la publicación de la nota en 2012, las empresas en la cartera del fondo noruego mejoran significativamente su gobierno corporativo respecto a un grupo de control. Finalmente, observamos que la influencia que ejerce el fondo noruego en la mejora del gobierno corporativo de las empresas aumenta con el porcentaje de propiedad que tiene el fondo soberano sobre la empresa, así como con el porcentaje que representa la empresa en el total de la cartera de inversión del fondo. Mayor influencia en el accionariado está ligado con mejoras mayores de gobierno corporativo.
En resumen, la publicación de la nota del fondo noruego instando a las empresas a mejorar su gobierno corporativo tiene un efecto no sólo en la estrategia de inversión del fondo, sino también en la estrategia de gobernanza de las empresas. Es fundamental comprender la creciente importancia que tienen los fondos soberanos y la influencia que estos actores financieros pueden tener en el mundo que conocemos hoy en día. Se trata de inversores de largo plazo, con un tamaño muy relevante, que buscan mantener e incrementar el valor de sus carteras y que cada vez tomarán un papel más activo en los accionariados, exigiendo mejoras tanto a los consejos de administración como a los ejecutivos de las compañías.