El nuevo chollo de trabajar “cero horas”

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El nuevo chollo de trabajar “cero horas”

04/09/2013 | FxM – Evan Brock Gray

No suena tan mal –un sueldo, aunque sea el mínimo legal, por tener un contrato de `cero horas´– hasta que descubras el significado verdadero del concepto `cero horas´. Este contrato es aquel en que el trabajador firma un acuerdo legal con el empleador que le proporciona el derecho de trabajar las horas que se le requieren. El trabajador está obligado a estar disponible para cuando le necesiten para todas las horas necesarias. Es más, nadie le dice al trabajador la próxima vez que trabajará o si tendrá la oportunidad ni siquiera de trabajar otra vez.

Entonces, ¿quién firmaría tal tipo de acuerdo laboral? ¿Habrá gente que esté dispuesta a estar siempre de guardia? La respuesta a las dos preguntas solía encajar con unos grupos de trabajadores específicos, por ejemplo, los estudiantes, los jubilados y el tipo “llanero solitario” que vive más en el momento que alguien buscando la estabilidad laboral del largo plazo. El hecho que les une a estos grupos no sólo es el deseo de no estar atado a un único trabajo a tiempo parcial o completo, lo cual podría resultar incompatible para un estudiante, sino el deseo de obtener algunos ingresos extras de manera puntal. A la hora de buscar una manera para incluir estos segmentos de la población activa en el mercado laboral, se desarrolló este tipo de contrato “on-call” porque se satisfacía de demanda para un contrato ultra flexible.

En España, un ejemplo claro de este tipo de contrato que se ajusta bien a las necesidades de un joven estudiante es ser un camarero de fin de semana porque todavía tendría tiempo para ponerse al día con sus estudios el domingo por la tarde y también porque, según el típico dicho entre camareros del último turno, “ya que vas a salir, por lo menos te están pagando”, haciendo referencia al hecho de estar en medio del ambiente de la noche no como cliente sino como “líder” de la fiesta.

En el Reino Unido, un típico puesto de `cero horas´ tanto para jóvenes como para algunos abuelos majos jubilados es el de envolver los regalos de Navidad durante la temporada alta de ventas. Está claro que la técnica insuperable de una abuela que ha envuelto regalos con precisión toda la vida le viene bien al dueño de la tienda pero además, un poco de actividad fuera de casa no hace daño a la gente de la tercera edad. Una cara joven o una que te da la sensación de cariño van a ser mejor que la cara de, por ejemplo, un tío (feo) de mediana edad estresado por las fiestas y atrapado en un trabajo sin salida (la verdad es que ir de compras en el R.U. antes del día de Navidad es toda una aventura que no siempre sale bien). Pero, ¿sentirías la misma aversión hacía una persona, como nuestro amigo empaquetador, si supieras que este contrato fue el único que ha podido conseguir para llevar algo de dinero a casa?

Con el fin de dar flexibilidad al mercado laboral, la práctica cada vez más común de ofrecer contratos de `cero horas´ también ayuda a maquillar la estadística oficial del paro en el R.U., que actualmente se encuentra en el 7,8% de la población activa o en unos 2,5 millones de personas. Las cifras del número de personas con contratos de `cero horas´ varían entre las fuentes oficiales de la Oficina Nacional de Estadística, que apunta solamente 250.000 personas, y el Instituto Colegiado de Personal y Desarrollo, que ha publicado recientemente que en realidad hay alrededor de un millón de personas con este tipo de contrato. Ahora bien, si entendemos el concepto del subempleo – emplear a alguien en un cargo o puesto inferior al que su capacidad le permitiría desempeñar, según la RAE – la cifra oficial del desempleo tendría que aumentar en función de todas las personas que no les quedaba más remedio que aceptar este contrato.

Hay empresas, y suelen ser las grandes compañías, que están aprovechando la mala situación económica utilizando este método de contratación sobre todo para jóvenes que buscan entrar en el mercado laboral o gente normalmente sin amplia experiencia en algún campo específico que quiere volver a trabajar después de una temporada de baja. Por muy dinámico que sea el mercado de trabajo a los ojos de los políticos, la verdad es que para la gente sin altas cualificaciones, o experiencia laboral demostrable que le destacaría de la muchedumbre, a veces es más fácil coger el primer trabajo que se encuentre y empezar a ganar algo de dinero con la idea de: “bueno, por lo menos tengo algo ahora y ya vendrá otra cosa mejor en el futuro”. En el Reino Unido, empresas como Sports Direct o McDonald´s lo saben y han sacado provecho: el 90% de los empleados (la mayoría jóvenes) en Sports Direct tienen este tipo de contrato mientras 82.800 de los 92.000 empleados tienen contratos `cero horas´ en McDonald´s. Otra gran “empresa”, la Administración Pública, usa esta política de contratación para casi un cuarto de los empleados, superior en comparación con el sector privado donde el 17% del personal ha firmado un contrato de `cero horas´.

Existen algunas ventajas puntuales de un contrato por horas de frecuencia irregular como, por ejemplo, proporcionar una manera legal de trabajar (y cotizar) en coordinación con la disponibilidad que uno tenga o afrontar un momento de alza de la demanda temporal de manera económica y eficiente.

Pero, al fin y al cabo, el gran problema con esta práctica de contratación es que crea una dinámica en el mercado laboral donde es cada vez más común no contratar a personas capacitadas y necesitadas de empleo para un periodo de tiempo establecido o de medio plazo. Entonces, a los trabajadores que tienen que bajar sus expectativas de establecerse de manera definitiva en el mercado laboral, les causa una sensación de inestabilidad tremenda restringiendo así la demanda y
el consumo dentro de la economía en cuestión. Con las políticas monetarias de “forward guidance”, término del inglés que quiere decir que las políticas de los bancos centrales están ligadas a la tasa de desempleo (en el sentido de que se relajan las políticas cuando hay mucho desempleo y se las restringen cuando mejora esta tasa), los contratos `cero horas´ no permiten la aplicación correcta de estas políticas porque aumentan artificialmente el número de personas que se consideran empleadas.

En fin, el mensaje global es que realmente hay que tener mucho cuidado con la utilización de esta práctica laboral para que beneficie al pequeño grupo de trabajadores para los que estaba diseñada y no fomentarla hasta tal punto en que se considera que da el tipo de flexibilidad laboral necesaria para la mejora de la economía. Estamos viviendo en tiempos extraños después de la Gran recesión provocada por la crisis financiera. Muchas veces para salir del mal bache hay que emplear medidas extraordinarias para resolver problemas extraordinarios. Sin embargo, no tiene sentido emplear medidas cortoplacistas que repercutirán negativamente en el mercado laboral, y en la economía en general, en el medio-largo plazo.

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