El precio de la felicidad

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El precio de la felicidad

18/09/2013 | FxM – Hugo Vázquez

«Para mí el dinero no es lo más importante. En la vida hay cosas más importantes que el dinero…”. Cristiano Ronaldo al comentar la renovación de su contrato con el Real Madrid en septiembre de 2013.

Sicólogos y economistas del comportamiento han encontrado que con respecto al dinero, mucha gente hace lo que muchos economistas ven como una serie de errores cognitivos. Por ejemplo, la mayoría de nosotros valoramos una entrada a un partido por la cantidad que hemos pagado por ella, en lugar de la cantidad que podríamos obtener si la re-vendiéramos (lo que sería la medida correcta desde un punto de vista puramente económico). La gente que tiene grandes problemas económicos, y no deja de pensar en ellos, difícilmente cometería este error cognitivo.

Será por ello que, en un país que lleva casi cinco años sumido en una crisis económica, la mayoría de los comentarios que se escuchan y leen sobre las dos últimas contrataciones del Real Madrid solo reparan en las cifras estratosféricas pagadas, sin analizar de dónde sale ese dinero.

Porque el Real Madrid, si bien juega en la Liga española, obtiene ingresos en el mercado mundial del futbol y del marketing deportivo, y para ello debe tener jugadores que no solo estén entre los mejores del mundo sino que sean “productos atractivos”. Y pocos son más atractivos que este futbolista portugués que tiene casi todas las características deseadas para poder vender su imagen en todo el mundo y en varios segmentos del mercado, tanto masculino (es un jugador excepcional y tiene una novia que cualquiera quisiera tener), femenino (tiene un físico de portada de revista), tanto infantil (“de mayor quiero ser como Cristiano Ronaldo”) como adulto (está marcando historia en el Real Madrid).

Pero a pesar de lo anterior parece ser que Cristiano Ronaldo no es completamente feliz. Si bien la renovación de su contrato lo coloca como el jugador mejor pagado del mundo sigue estando a la sombra de otro jugador en cuanto a calidad, y “esa piedra en el zapato” es lo que los sicólogos y economistas del comportamiento ven como un desencadenante de la infelicidad: solemos basar nuestra felicidad en sabernos mejores que nuestros similares (“mejor ser cabeza de ratón que cola de león”).

Hasta hace pocas generaciones el bienestar estaba altamente relacionado con la riqueza, ahora la mayoría de los países puede proveer a sus habitantes de servicios básicos como agua, drenaje y electricidad, lo que hace que en la mayoría del mundo occidental el nivel de confort en una vivienda sea alto (comparado con una vivienda cualquiera anterior al siglo veinte).

Durante la mayor parte de la historia de la humanidad el ocio tenía un alto costo de oportunidad, el tiempo que se dedicara a la diversión era tiempo que se perdía para la generación de un ingreso, y si la felicidad estaba ligada a la riqueza material entonces dedicar tiempo al ocio podría ser una verdadera pérdida de tiempo.

John Maynard Keynes escribió en 1930 el ensayo “Posibilidades económicas de nuestros nietos”, en él imaginaba que cien años después el ingreso per cápita se habría multiplicado por cuatro o más, y que también habría aumentado la productividad per cápita, de manera que la gente podría trabajar menos horas (quince decía Keynes) sin tener que sacrificar un nivel aceptable de vida; dedicando el resto del tiempo libre al ocio.

Keynes añadía que las necesidades humanas se dividían en dos categorías: “Aquellas que es indispensable satisfacer y que no son influidas por quienes nos rodean, y las otras cuya satisfacción depende de nuestra situación con respecto a nuestros similares, son necesidades de sentirse superior a los demás, ser mejores que los otros”.

Esto último se aplicaría a Cristiano Ronaldo, él ya tiene más que cubiertas sus necesidades básicas pero sabe que aun estando entre los mejores NO es reconocido como el mejor, y esa “piedra en el zapato” no se elimina a pesar de los millones de euros que recibe.

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