El precio de las pancetas
10/12/2014 | Jonathan B. Wight (Blog Economics and Ethics)
Cuando estudiaba mi doctorado el catedrático me pidió que diera unas clases a sus estudiantes mientras él estaba fuera de la ciudad. Se trataba de dar clases de conceptos básicos de Economía a cerca de 200 alumnos.
El tema era la oferta, la demanda y el equilibrio. Expliqué los principios básicos de cómo los mercados alcanzan el equilibrio a través de fuerzas imparciales suben y bajan y se entrecruzan. Un tema muy común.
Al final de la clase un estudiante preguntó “¿Alguna vez los mercados alcanzan el equilibrio?”
“No” fue mi respuesta. “Es una ficción que es útil. En la vida real los factores que se mantienen constantes para unir las curvas de la oferta y la demanda cambian constantemente – ingreso, patrimonio, expectativas, los precios de complementos y sustitutos en los consumos y la producción, los precios de los suministros utilizados en la producción, y así.”
“El intercambio en los mercados nos acerca al equilibrio pero este nunca se alcanza”.
“En resumen”, concluí, “si examinas el precio de una acción o el precio del petróleo, del oro, de la panceta o de cualquier otra commodity que esté en un mercado competitivo, ese precio variará casi cada segundo y nunca permanecerá fijo en un equilibrio imaginario”.
A la siguiente clase ya estaba de vuelta el catedrático y un estudiante se levantó para preguntar, “Me surgió una duda al final de la clase anterior acerca de los precios en los mercados, ¿Los mercados llegan a tener un precio en equilibrio?”
“¡Sí!” respondió el profesor. Una respuesta sencilla, sin mayor explicación.
Yo, que estaba sentado en la primera fila, me sentí humillado y agaché mi cabeza. Creo que si se está dando clase a 200 alumnos en un auditorio lo mejor es mantener las cosas sencillas. Aún así sigo prefiriendo mi respuesta.
También creo que cuando simplificamos demasiado las cosas para hacerlas sencillas, el mercado pierde algo de su encanto y atracción intrínseca. En lugar de ser un sitio donde traders experimentados apuestan grandes fortunas uno contra otro anticipando hacia donde estará el equilibrio, el proceso de mercado se convierte en algo soso y predecible.
La ironía es que cuando observamos precios que se mantienen día tras día sin cambios esto es señal de que la oferta y la demanda no están determinando el resultado en un mercado competitivo – sino que en su lugar existe un oligopolio o monopolio.
La ética del mercado demanda que haya cierta incertidumbre, duda, y ciertamente no un equilibrio que dure más allá de un parpadeo en la terminal de un ordenador.
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