Finanzas, con F de Femenino

Con F de Femenino

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Aprovechando la coyuntura temporal en la que nos encontramos, esta semana nos ofrece una gran oportunidad para profundizar en el papel de la mujer en las finanzas y cómo una visión femenina puede resultar en una garantía de éxito en un mundo tan tremendamente complejo y expuesto a numerosos riesgos. 

Seguramente a lo largo de estos días has escuchado y leído miles de opiniones y declaraciones acerca de la mujer y su posicionamiento, también en las finanzas por supuesto. Discusiones acerca de cómo calcular la brecha salarial, argumentos negacionistas y maximalistas en una y otra dirección y un sinfín de ruido y referencias que, cuando se someten al escrutinio de la ciencia, no dejan de ser opiniones cuyo impacto se difumina tan pronto como la algarada deja de reverberar. 

Y es que, probablemente hoy seamos tremendamente osados al reconocer a unos héroes que optaron por la ciencia y los datos para aportar su grano de arena y estudiar si las finanzas son o no una cuestión de género. 

Así, hoy rendiremos homenaje a uno de los artículos de divulgación científica pioneros en el estudio de las cuestiones de género en finanzas. Nos referimos por supuesto al Boys Will be Boys de Brad Barber y Terrance Odean, publicado en febrero de 2001, hace ya la friolera de 23 años. 

La conclusión de los autores, y más en el momento temporal en el que se produjo, fue un auténtico bombazo: en un mundo de hombres, en el que el referente se asemeja con peligroso parecido a Leonardo Di Caprio en El Lobo de Wall Street, la ciencia demostró que, cuando se trata de invertir, las mujeres superan consistentemente a los hombres 

¿Cómo lo hacen? ¿Por cuánto superan al género masculino? Si quieres conocer los puntos fundamentales de Boys Will be Boys y aprender un par de lecciones sobre cómo ganar dinero con tus inversiones y no verte arrastrado por la vorágine de las malas decisiones, continúa leyendo y presta atención a las lecciones que pueden enseñar las mujeres en los mercados. 

Igualmente, para los más cafeteros, os recomendamos que, tras repasar este homenaje, echéis un vistazo al artículo original completo, que los autores ofrecen aquí (sólo disponible en inglés). 

¿Cómo se puede comparar el rendimiento inversor de los géneros? 

En su artículo, Odean y Barber cuentan con una muestra tremendamente rica de cuentas de inversión abiertas en una firma de corretaje (bróker) de más de 35.000 personas diferentes. Su enfoque fue simple: analizar qué conseguían con sus decisiones cada uno de estos inversores y ver si el género determinaba ciertos patrones visibles tanto en las estrategias como en los resultados. 

En cuanto a los datos, las cifras de Odean y Barber son tremendamente claras: los hombres mostraban de forma sistemática una rentabilidad anual un 0,94% menor que las mujeres. Y, si nos centramos únicamente en aquellos individuos que estaban solteros, la cifra es aún peor para los hombres: pierden con respecto a sus compañeras hasta un 1,44% de rentabilidad anual.  

Quizá estas cifras puedan parecer pequeñas o difíciles de contextualizar si no estamos acostumbrados a manejarnos en los mercados. Por ello, vamos a traducirlas a euros: en una inversión de 20.000€ a 10 años en la que un hombre consiga un 3% anual de rentabilidad, el beneficio sería de 6.878,33€, mientras que una mujer habría obtenido 9.434,53€, ¡un 37,16% más en sólo 10 años!  

Y, si hablamos de inversores más adinerados y la inversión inicial fuese de 100.000€, la mujer habría ganado más de 13.000€ más que su compañero de análisis. 

¿Cuál es la clave que explica el mayor rendimiento de las inversoras? 

Los investigadores documentaron una diferencia notable en la frecuencia de las transacciones entre hombres y mujeres, observando que los hombres realizaban operaciones en el mercado con una frecuencia un 45% superior a la de las mujeres 

¿Por qué los hombres son más adictos al trading? Y, ¿por qué el trading excesivo perjudica a la rentabilidad?  

Comenzaremos resolviendo la segunda pregunta, ya que tiene una respuesta tremendamente simple: el trading excesivo elimina la rentabilidad de las inversiones por el efecto de las comisiones. Cada vez que un inversor realiza una compra o una venta de acciones u otros títulos, su distribuidor de productos de inversión y el mercado en el que operan le cobran unas tasas para sufragar los gastos necesarios para realizar la transacción y obtener un margen por la intermediación. 

Cuanto mayor sea el volumen de trading de un inversor, más veces se enfrentará a estos gastos, lo que reducirá el valor de su patrimonio y a su vez, complicará más aún el que pueda obtener una rentabilidad mayor. Fijémonos en que, en los mercados, no importa sólo que de cada 10€ paguemos 1€ en comisiones, por ejemplo, sino que además estamos renunciando a toda la rentabilidad que podríamos obtener de haber invertido también ese euro extra. 

Por tanto, una excesiva variación de la cartera de los inversores es contraproducente sólo por una cuestión puramente económica, pero aún hay más: ¿y si al variar la cartera sólo nos equivocamos más? 

Este es el segundo resultado que remarcan Odean y Barber: la demostración empírica de una mayor sobreconfianza en el caso de los hombres que en las mujeres. Para explicar este fenómeno, los autores hacen referencia a cuestiones de índole muy diversa, como por ejemplo aspectos biológicos y psicológicos que generan una confianza excesiva en las propias habilidades de gestión y a una mayor asunción de riesgos. 

Así, los hombres estudiados mostraban un perfil inversor estadísticamente diferenciado en términos de patrones de comportamiento inversor (mayor volumen) como en términos de la estrategia a seguir (activos más arriesgados y con posibilidades de pérdida alta). 

Por su parte, las mujeres tenían carteras ligeramente más pequeñas y mostraron una mayor prudencia en sus decisiones de inversión. Por ejemplo, las mujeres cambiaban de media el 53% de la composición de su cartera cada año, mientras que en el caso de los hombres el porcentaje se elevaba hasta el 77%, inspirados en un exceso de confianza que les incitaba a pensar que ellos sí eran capaces de batir al mercado. 

¿Qué lección podemos aprender de todo ello? 

La interpretación de los resultados del estudio sugiere que las diferencias en el rendimiento de las inversiones entre géneros están profundamente arraigadas en la psicología de la confianza excesiva, más común en hombres que en mujeres.  

Este exceso de confianza es el que lleva a los hombres a realizar una estrategia de trading demasiado frecuente, que acaba comprometiendo el rendimiento financiero tanto al afrontar más comisiones como al seleccionar activos con mayor nivel de riesgo. 

Por el contrario, las mujeres de la muestra, tienden a adoptar un enfoque más cauteloso y deliberado en sus decisiones, lo que resulta en mayores rendimientos ajustados al riesgo y una inversión más eficiente, lo que resalta la ventaja competitiva que suponen la moderación y la estrategia a largo plazo, ofreciendo valiosas lecciones para inversores de ambos géneros. 

La confianza excesiva es uno de los principales obstáculos para el éxito financiero, mientras que un enfoque más medido y estratégico suele conducir a mejores resultados, aunque sea muy complejo dominar los nervios y la excitación en ciertos momentos del mercado.  

Por ello, la próxima vez que te decidas a dar el paso e invertir en los mercados, recuerda llevar a la máxima tu lado más femenino y piensa fríamente en la estrategia a seguir: recuerda que la cautela y el enfoque a largo plazo son siempre los mejores aliados de un buen inversor.  

Así, cuando disfrutes de la adrenalina de los mercados financieros, recuerda que estos se escriben con F de femenino. 

 

Prof. Julián Óscar Hernández Florindo 

Doctor en Economía de la Empresa y Finanzas 

Formador en Finanzas para Mortales

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