¿Quien fue Lara?
Sin conocimiento ni experiencia en el sector, los mayores atractivos de Lara eran su habilidad para moverse en el peculiar contexto institucional del franquismo y su olfato para detectar oportunidades de negocio. Ambas cualidades constituyeron, también, los principales activos de la Editorial Planeta.
La estrategia inicial de crecimiento de la editorial se apoyó en tres elementos: la traducción de best sellers norteamericanos, la literatura española y la venta de grandes obras enciclopédicas, especialmente la Gran Enciclopedia Larousse, distribuidas con el sistema de venta a crédito.
Ninguna de estas estrategias era novedosa, pero José Manuel Lara Hernández supo aplicar de forma eficiente innovaciones ya ensayadas por otros. Los nuevos negocios llevaron a la creación de empresas satélites, sociedades que quedaban bajo el paraguas de la editorial matriz.
La evolución de la Ed. Planeta
El crecimiento internacional fue algo más lento que la evolución de la editorial dentro de nuestras fronteras. La internacionalización empezó en la década de los sesenta y tuvo como destino América Latina. Las primeras filiales se abrieron en Argentina, México y Colombia. Inicialmente, la compañía sólo contaba con filiales comerciales que abastecía con exportación, hasta que en 1983 comenzó a editar desde Planeta México. Esta política le permitió producir libros a precios del mercado local, lo que facilitó las ventas nacionales y la exportación dentro del área latinoamericana, la introducción de autores y temas locales y la consolidación en aquellos mercados.
Con una marcada gestión personalista o paternalista, Lara Hernández dirigía la editorial en la que trabajaban a un grupo de profesionales de distintas tendencias ideológicas. Los años ochenta fueron un punto de inflexión en la compañía. La empresa familiar se modernizó e inició una etapa de crecimiento exponencial, alimentada por fusiones y adquisiciones de otras empresas editoriales nacionales y extranjeras. Planeta quería diversificar tanto en mercados como en líneas de negocio. Para conseguirlo, debía ampliar su oferta de productos, convirtiéndose en una editorial generalista, y potenciar sus ventas en América Latina. Ninguno de estos objetivos era tarea fácil, si bien la estrategia resultó exitosa. El mérito no se le puede atribuir exclusivamente a José Manuel Lara Hernández, puesto que en esta etapa ya se habían incorporado al negocio sus dos hijos mayores.
La evolución de editorial Planeta desde los años ochenta podría calificarse como vertiginosa. En esa década, Planeta gozaba de una situación financiera muy saneada, que le permitiría aprovechar numerosas oportunidades de negocio en los primeros compases del proceso de concentración del sector.
La segunda fase de internacionalización de Planeta ha tenido como objetivo los países europeos. Para entrar en estos mercados, cercanos geográficamente, pero lejanos en materia cultural y lingüística, Planeta se asoció con el grupo italiano De Agostini, formando en 1985 Planeta DeAgostini. La nueva compañía se centró en tres grandes áreas de edición: los coleccionables, los productos interactivos —enciclopedias, cursos y obras infantiles en soporte electrónico—, y los cómics. La internacionalización en Europa se consolidó en 2008, con la adquisición del grupo Editis, la segunda editorial francesa por volumen de facturación. Planeta, de nuevo, compraba una editorial con un sello prestigioso y fuerte implantación en el mercado, que además le permitía diversificar hacia un mercado muy lucrativo en el que carecía de experiencia: los libros de texto.
En el año 2003, en plena etapa de expansión del grupo, murió José Manuel Lara Hernández. Decenas de artículos recordaron su figura en prensa, destacando su labor como difusor de la cultura escrita. Es más, su tradicional rival, el Grupo Prisa (propietario de Santillana), le homenajeó con una serie de artículos publicados en El País y agrupados bajo el titular general “La muerte de un tenaz popularizador del libro”. Ese año, el grupo Planeta facturó 1.500 millones de euros, tenía una plantilla de alrededor de 4.000 personas en todo el mundo. Era el triunfo empresarial de un hombre hecho a sí mismo.
La importante labor empresarial desarrollada por José Manuel Lara Hernández le llevó a recibir varios premios y reconocimientos. Entre ellos, el nombramiento como Personaje importante de la Ciudad de Barcelona, otorgado en 1969; el de Hijo Adoptivo de Cazalla de la Sierra, en 1973; el de Sevillano del año, en 1974; la Medalla de Oro al Mérito Cultural, concedida en 1977 por la Diputación Provincial de Barcelona; la Creu de Sant Jordi, otorgada en 1988 por la Generalitat de Catalunya; el nombramiento como Hijo Predilecto de El Pedroso, en 1994, la Medalla al Mérito del trabajo en 1996 y la Medalla de Oro al Mérito Cultural de la ciudad de Barcelona en el año 2000. Mención aparte merece la concesión, en 1994, del título de marqués del Pedroso de Lara, por parte del rey Juan Carlos I.
Bibliografía
Borràs, Rafael: La guerra de los planetas, Barcelona, Ediciones B, 2005.
Gibson, Ian: “Lara padre”, El País, 20 de mayo de 2003.
Lara Bosch, José Manuel: «Sector editorial: el caso de Planeta», ICE Empresas Multinacionales, nº799, 2002, pp.219-224.
Martínez Martin, Jesús A. (dir.): Historia de la edición en España 1939-1975, Madrid, Marcial Pons, 2015.
Mora, Rosa y Cortés, Josep María: “Lara Hernández deja un gran grupo editorial que este año facturará 1.500 millones de euros”, El País, 13 de mayo de 2003.
Prieto Martín, Antonio: “José Manuel Lara Hernández”, en TORRES VILLANUEVA, Eugenio (dir.), Cien empresarios españoles del siglo XX, Madrid, LID Editorial Empresarial, 2000, pp. 456-459.
Vázquez Montalbán, Manuel: “El final del espectáculo”, El País, 13 de mayo de 2003.
María Fernández Moya. CUNEF, Colegio Universitario de Estudios Financieros