Hitler utilizó a los presos judíos que se encontraban en el campo de concentración de Ebensse (Austria) para llevar a cabo la mayor operación de falsificación de todos los tiempos.
Su objetivo era dañar la economía británica. Para ello puso en circulación grandes cantidades de billetes de aquel país. Utilizó a los mejores dibujantes judíos. En total consiguieron imprimir cerda de 140 millones de billetes, pero este plan finalmente no se pudo llevar a cabo porque Alemania se rindió.
