El mundo de las finanzas siempre ha sido un buen cobijo para las hipótesis y las especulaciones. Ellos, autodenominados gurús, se encargan de predecir qué va a pasar. Algunos con más acierto que otros, ofrecen argumentos sobre cómo va a evolucionar la economía.
Desde hace un tiempo, hay una corriente de economistas que alertan sobre una futura crisis financiera en 2020. Unos creen que llegará con más intensidad que en 2008, otros que será una corrección en los precios de las acciones y que no afectará en exceso. Por ejemplo, desde JP Morgan, basándose en modelos construidos por ellos, alertan sobre una próxima crisis manifestándose en una pérdida del 20% en el valor de las acciones y casi en un 50% en los mercados emergentes.
Sin embargo, la gran mayoría de economistas no creen que vaya a haber una crisis financiera como la vivida en 2008, aunque existen hechos ya palpables que llevan a concluir que tarde o temprano se va a dejar de crecer a tanta velocidad. ¿Cuáles son estos hechos?
Los motivos
En primer lugar, el petróleo Brent ha subido un 20% en lo que va de año, situando el precio del barril por encima de los 80 dólares. Ese incremento del crudo está empujando los precios de muchos bienes y servicios al alza. Como contramedida se están subiendo los tipos de interés para frenar la inflación. Al subir los tipos de interés, será más atractivo depositar el dinero en el banco porque va a ser más rentable y, además, se concederán menos hipotecas o préstamos porque los tipos de interés altos lo encarecen. Por lo tanto, habrá menos dinero en circulación y ayudará a frenar la subida de precios.
Es decir, va a ser más caro endeudarse y, por lo tanto, la economía mundial tiene que estar preparada para poder hacer frente al pago de las deudas.
Por otro lado, los dos grandes bancos centrales, la Fed (EE.UU.) y el BCE (Europa), tienen políticas distintas y esto tiene un efecto directo sobre el valor del euro. En el último año el euro ha caído respecto al dólar, aunque sigue estando por encima.
Otro indicador que muestra la inestabilidad a la que convergen los mercados es el creciente atractivo del bono alemán como activo refugio. Es decir, en momentos de incertidumbre los mercados financieros compran bonos alemanes para asegurar su inversión.
Asimismo, Italia representa una economía importante de la zona euro, pero la incertidumbre respecto a su crecimiento ha elevado la prima de riesgo por encima de los 300 puntos, lo cual es un indicador de desconfianza e inseguridad económica.
Todos estos puntos indican que algo está fallando, pero el sistema económico no es perfecto y es importante no caer en el pánico. La economía tiene ciclos y siempre va a haber correcciones. No hay que alarmarse, tan sólo estar pendiente de la evolución financiera para poder defenderse cuando haya algún problema.
Autor: Daniel Moreno (18 octubre 2018)