En nuestro anterior post sobre los tipos de órdenes [Los Tipos: Oficiales, Legales y de Mercado ¿Cuáles son? ¿Cómo funcionan? – Finanzas para Mortales], exploramos en profundidad el funcionamiento y la importancia de las órdenes de mercado y las órdenes límite en el entorno bursátil. Si aún no estás familiarizado con estos conceptos básicos o te gustaría un pequeño repaso, os invitamos a leer ese artículo primero para conocer algunas de las herramientas más importantes de los inversores.
Ahora que ya conocemos las órdenes básicas que determinan la operativa de los mercados, es el momento de entrar en mayor profundidad en la variada gama de herramientas con las que contamos cuando manejamos nuestro patrimonio.
En concreto, hoy veremos cómo podemos tomar el control de nuestras inversiones y minimizar riesgos, así como atar las ganancias que hayamos podido conseguir gracias a las órdenes más avanzadas: stop-loss y take profit.
La orden stop-loss
La orden stop-loss actúa como un seguro para tus inversiones. En pocas palabras, es una instrucción latente que se activa bajo una sencilla condición: vender el activo cuando su precio baja hasta un nivel determinado.
Su principal objetivo es limitar tus pérdidas cuando el mercado experimenta una situación de contracción, evitando que perdamos más dinero y reduciendo el esfuerzo necesario para nuestra gestión del patrimonio.
Veamos un sencillo ejemplo para entender cómo funciona:
Imaginemos que hemos comprado 20 acciones de una empresa cualquiera (XYZ) a un precio de 50€ cada una. Como no queremos arriesgarnos a perder demasiado dinero, nos fijamos un objetivo de pérdidas máximas admisibles. Tras analizar detenidamente la situación, decidimos que como mucho, nos podríamos permitir perder 100€ de los 1.000€ que hemos invertido.
En términos del precio de XYZ, esto supondría una bajada en su precio desde los 50€ a los 45€, por lo que ésta será justo la instrucción con la que utilizaremos nuestra orden de stop-loss.
Así, indicaremos al mercado que, si el precio de XYZ llega a bajar hasta 45€, inmediatamente venderemos nuestras 20 acciones, lo que supondrá de forma efectiva la obtención de 900€ por ellas.
De esta forma, sabemos que pase lo que pase en el mercado, lo peor que nos puede suceder es perder 100€. Y lo mejor de todo es que no es necesario que estemos todo el día monitorizando el mercado, sino que una vez que emitamos la orden stop-loss, ésta se ejecutará automáticamente cuando se cumpla la condición, lo que nos ahorra también un tiempo considerable.
Además, las órdenes stop-loss nos ayudan a controlar nuestras emociones en el mercado, ya que, al fijar de antemano nuestra limitación de pérdidas, estaremos menos tentados de dejarnos llevar por el pánico en los peores momentos del mercado.
En el caso del ejemplo anterior, nosotros hemos fijado un precio mínimo al que se ejecutará la orden, pero existen otros tipos de stop-loss que abren muchas posibilidades estratégicas, incluso teniendo la posibilidad de establecer precios relativos y no fijos que se van adaptando a la evolución del mercado. Veamos los tres tipos principales:
- Fijo: Establecemos un precio fijo para el stop-loss, como en el ejemplo anterior. Este enfoque es el más simple pero no por ello menos efectivo.
- Dinámico: Este tipo de orden se ajusta automáticamente si el precio del activo se mueve en una dirección favorable. Imagina que las acciones de XYZ suben a 60€, por lo que ya estaríamos ganando 200€. Es lógico que, si ya hemos ganado dinero, queramos proteger nuestras ganancias.
Una opción sería vender las acciones ya y atar esos 100€ de beneficio, pero seguro que te suena una vocecilla que dice: ¿y si suben a 70€?
Los stop-loss dinámicos pueden servir de ayuda en estos casos, ya que podríamos realizar la siguiente instrucción: vende todas las acciones cuando su precio baje 5€ por debajo del máximo que hayan alcanzado.
Así, fijaríamos un stop-loss dinámico, que se iría moviendo según el precio de mercado suba. Por ejemplo, imaginemos que el precio de XYZ no se queda en 60€, sino que sube hasta los 70€. Grandes noticias, ¿verdad? Ya habríamos ganado 400€, todo un 40% de beneficio.
Con nuestro stop-loss dinámico, el precio de activación se elevaría ahora hasta los 65€, por lo que el peor escenario posible para nosotros sería que, si XYZ baja, nuestra orden stop-loss se activa en los 65€ y aseguramos un beneficio de 300€. Y recuerda, todo esto sin tener que estar vigilando el mercado a cada minuto.
- Porcentaje: En este caso, el stop-loss se establece como un porcentaje por debajo del precio actual o de compra, lo que nos permite fijar el objetivo máximo de pérdidas. Por ejemplo: 5%, 10%… Se puede combinar con una orden stop-loss dinámica para que se ajuste el precio si el mercado sube.
La orden take profit
Mientras que el stop-loss está diseñado para protegernos de pérdidas, el take profit hace justamente lo contrario: asegura nuestras ganancias. Es una orden que damos para vender un activo una vez que alcanza un precio determinado al alza.
Retomemos el ejemplo anterior de XYZ: una orden take profit nos permitiría dar la instrucción para que vendamos toda nuestra posición tan pronto como alcanzásemos un objetivo de beneficio determinado, por ejemplo 100€. Dado que habíamos comprado 20 acciones a 50€, este objetivo se conseguiría tan pronto como el precio alcanzase los 55€.
De nuevo, al igual que en el caso del stop-loss, la orden take profit se ejecutará automáticamente cuando se cumplan las condiciones determinadas, por lo que si las combinamos seremos capaces de gestionar nuestra cartera de forma completamente automática, ahorrándonos una cantidad considerable de tiempo y esfuerzo.
También existen diferentes tipos de orden take profit, que repasamos a continuación:
- Fijo: Establecemos un precio objetivo para la venta y por tanto el beneficio a asegurar.
- Porcentual: Estableceremos un objetivo de beneficio en términos relativos, por ejemplo, del 5% o del 10%.
- Escalonado: Esta orden es muy atractiva para combinar en su justa medida el conservadurismo propio de las órdenes take profit con la ambición de mercado de continuar ganando.
Su funcionamiento es el siguiente: establecemos no sólo un objetivo de beneficios, sino varios niveles de precio para activar la venta, pero en lugar de vender toda la cartera de acciones sólo venderemos una parte en cada tramo o escalón.
Volvamos una vez más a nuestro ejemplo de XYZ y establezcamos la siguiente estrategia:
- Si el precio sube a 55€, vendemos la mitad de la cartera.
- Si el precio sube a 60€, vende la mitad de la cartera.
- Si el precio sube a 65€, vende toda la cartera restante.
Gracias a este take profit escalonado, podemos seguir aprovechando los movimientos al alza del mercado y a la vez ir asegurando el beneficio.
Recordemos que el precio al que compramos las 20 acciones fue de 50€. Si el mercado está al alza y se va ejecutando nuestro take profit escalonado, nuestro beneficio sería el siguiente:
- Cuando el precio sube a 55€, vendemos la mitad de la cartera, por lo que vendemos 10 acciones a 55€ y ganamos 50€.
- Cuando el precio sube a 60€, vendemos la mitad de la cartera, por lo que ahora vendemos 5 acciones a 60€, lo que nos da un beneficio de 50€ más.
- Y si finalmente el precio sube a 65€, vendemos toda la cartera restante, por lo que vendemos otras 5 acciones a 65€ y obtenemos un beneficio de 75€.
Gracias a este take profit escalonado hemos ido asegurando nuestros beneficios a la par que hemos ido aumentándolos con el movimiento del mercado.
Eso sí, fíjate en que esto ha tenido un coste: en lugar de haber podido ganar hasta 300€ si hubiéramos esperado a vender las 20 acciones a 65€, sólo hemos ganado 175€. Claro, que podríamos escuchar esa vocecilla de nuevo en nuestra conciencia inversora: ¿y si después de subir hasta los 60€, el precio se desploma?
Como prácticamente todo en el mercado, al final siempre nos encontraremos ante una cuestión de cuánto riesgo queremos asumir y qué posible recompensa podremos obtener por ello.
Una buena combinación es la clave
Hasta ahora, hemos explorado el stop-loss y el take profit como herramientas individuales. Pero la verdadera magia para el inversor sucede cuando las combinamos en una estrategia integral. Juntas, estas órdenes forman un enfoque equilibrado que maximiza las ganancias y minimiza las pérdidas.
La principal ventaja de combinar ambas órdenes es que dejamos de lado una preocupación constante por el comportamiento del mercado limitando nuestras pérdidas y asegurando los beneficios que vayamos consiguiendo.
Eso sí, recuerda siempre que un buen inversor no se define por una única operación exitosa, sino por una estrategia consistente y bien pensada. Al conocer estas herramientas y explorar su potencial, estarás mucho más cerca de convertirte en uno de ellos.
Con esto concluimos nuestro periplo por las órdenes que existen para operar en el mercado. Esperamos que esta información te sea útil y te ayude a navegar con más confianza y eficacia en el mundo de las inversiones.
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Prof. Julián Óscar Hernández Florindo
Formador de Finanzas para Mortales
Doctor en Economía de la Empresa y Finanzas