Por deflación se entiende a la bajada generalizada y prolongada del nivel de precios de bienes y servicios de una economía. Según el FMI, esta bajada de debe producir como mínimo durante dos semestres. La principal causa de este fenómeno corresponde a la caída en la demanda.
Con la deflación se crea un círculo vicioso por el que al caer la demanda, las empresas ven reducidos sus beneficios al tener que reducir los precios para conseguir ventas. Como consecuencia de ello, tienen que reducir costes, lo que significa que tienen que recortar empleados. A su vez, si hay gente que se queda en paro, la demanda seguirá disminuyendo ya que estos dejarán de comprar también, y así sucesivamente.
Además, los expertos concuerdan que la deflación de una economía desequilibrada como la española, con alto nivel de deuda, supone un problema añadido. Si los precios bajan, el PIB se reduce automáticamente, pero la deuda no. Esto produce que suba la deuda en relación al PIB, aumentado la posibilidad de impago del Estado Español. Además este efecto va acompañado del automático encarecimiento del tipo de interés, ya que realmente el tipo de interés sería aquel acordado, más la tasa de deflación.