Para evitar las consecuencias desfavorables que distintos hechos imprevistos pueden acarrear a nuestra propia persona, a nuestra familia o a nuestros bienes y propiedades. Y porque solo con la prudencia y la previsión (que son importantes) no es suficiente.
También se contratan seguros porque la alternativa del ahorro se muestra limitada: ahorrar requiere tiempo y, en caso de producirse un hecho desfavorable, puede suceder mañana y además no sabemos cuál va a ser el importe del perjuicio económico. En cambio, en un seguro sabemos exactamente el dinero que nos va a costar estar protegidos.
Finalmente, en ocasiones se contrata un seguro porque es obligatorio.
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