Es el derecho que posee una persona de disfrutar bienes ajenos con la obligación de conservarlos y cuidarlos.
Por ejemplo: una persona mayor puede decidir vender su vivienda con la condición de poder seguir residiendo en ella hasta que fallezca. Generalmente, el precio de venta será menor, el propietario se beneficiará porque obtendrá el dinero de la venta en vida, y el nuevo comprador habrá adquirido el inmueble a buen precio pero no podrá disfrutarlo mientras esta persona resida en él, pues lo seguirá teniendo en usufructo.
