¿Y cuáles son los gastos fijos de un coche? (Parte II)

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¿Y cuáles son los gastos fijos de un coche? (Parte II)

17/05/2013 | FxM – Nacho Sainz-Ezquerra

Continuando con el anterior tema del total de los costes que supone el tener un vehículo, vamos a seguir analizando diversos factores que se deben tener en cuenta, y que en ocasiones se dejan de lado.

El seguro
Los seguros analizan muchos aspectos a la hora de imponer una prima a sus clientes: edad, años de conducción, vehículo, potencia, primer o segundo conductor, etc. En función de todos ellos y los baremos que manejan, impondrán una prima a los clientes.

Pero no sólo eso, sino que aquí también existen diferencias respecto a si se trata de un coche de gasolina o uno de diésel. Como ya se mencionó en un post anterior, los vehículos diésel son más caros y por tanto, al asegurar un bien con mayor valor, mayor será la prima que se tiene que pagar. En definitiva, un coche diésel supone un seguro más caro.

El mantenimiento
En los primeros 4 años de un coche, el mantenimiento del automóvil es similar, tanto si se trata de un motor de gasolina o de diésel. La diferencia surge a partir de esos 4 años, puesto que los vehículos diésel requieren de una revisión cada 10.000 km mientras que los de gasolina es cada 15.000 km.

En cuanto a la vida útil del motor, un diésel se encuentra entre los 300.000 km y 400.000 km, a diferencia de los motores de gasolina que duran entre 250.000 km y 350.000 km, siempre hablando en términos medios.

Y no sólo la simple revisión de mantenimiento tiene su coste, sino que hay elementos en el coche que tanto por seguridad como por su uso, se deben de cambiar cada cierto tiempo, y éstos son algunos de los ejemplos:
– Filtro de partículas: se suele cambiar cada 120.000 km, aunque su precio no es muy caro, unos 25 euros.
– Batería: dependiendo del equipamiento tecnológico que tenga cada vehículo, puede suponer un desembolso de entre 80 y 120 euros cada 5 o 6 años en función del uso que se le dé al vehículo.
– Cambio automático: requieren de un cambio de aceite de la caja cada 60.000 km, mientras que los manuales tienen una duración de hasta 250.000 km. Esta operación puede costar alrededor de 60 euros.
– Tracción a las 4 ruedas: esta característica también necesita de un mantenimiento cada 60.000 km, lo que supone un desembolso de unos 80 euros.
– El sistema Stop&Start, tan de moda hoy en día, que permite el beneficio de que el motor se pare mientras el vehículo se encuentra detenido, ahorrando de esta manera combustible, también tiene su desventaja. Al hacer un mayor uso de la batería, que reiteradamente hace arrancar al motor, esto conlleva que el vehículo disponga de una batería más potente, y en consecuencia una batería con un mayor precio.
– Amortiguadores adaptativos. En este caso ofrecen una ventaja, puesto que tienen una vida útil superior a los convencionales, aunque si bien su coste a la hora de cambiarlos también es mayor.
– Faros de xenon: tienen una vida superior a los faros convencionales. Ahora bien, en caso de cambiar una de estas bombillas puede suponer el desembolso de unos 200 euros.
– Escobillas del limpiaparabrisas: hoy en día se usan unas de goma que cuestan unos 50 euros, lo que supone el doble de las que costaban antiguamente que eran metálicas. La vida útil de las mismas suele ser de 1 año.

La Inspección Técnica de Vehículos (ITV)
A la hora de pasar la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) también existen diferencias, dependiendo del tipo de vehículo (gasolina o diesel), pudiendo ser tal diferencia de unos 15 euros. No hay tarifas fijas en este aspecto, puesto que cada Comunidad Autónoma impone sus propios precios, de media vienen a ser entre 30 y 50 euros.

Y no sólo eso, puesto que la ITV se debe pasar al 4º año de haberse comprado y matriculado el coche, posteriormente cada 2 años, hasta que el coche cumpla los 10, y a partir de ahí anualmente. Hagan cálculos de cuanto puede suponer…

El aparcamiento
A todo esto hay que unirle los posibles gastos que le genere a uno el tener que aparcar el coche. Bien en su vivienda, o bien en el lugar de trabajo. En el caso de aparcarlo cerca de casa puede implicar: tener que dar varias vueltas hasta que finalmente se encuentra sitio, eso si es que se encuentra, con el consiguiente gasto en combustible. También puede darse el caso de que en la zona en que se viva exista alguna limitación de aparcamiento, esto es que si no se posee una tarjeta de residente se deberá abonar una cantidad por el tiempo que se estacione el vehículo, y aún siendo residente se tendrá que “comprar” una tarjeta de residente. Y luego están los “privilegiados” que pueden aparcar en su propio domicilio, que si bien tienen esa ventaja, también habrán tenido que desembolsar su dinero para poder comprar o alquilar una plaza de garaje.

Y situación similar ocurre cuando vas al trabajo. Pocos son los afortunados que tienen un sitio reservado para ellos en el trabajo, y muchos lo que tienen que dedicar minutos y minutos a encontrar una plaza en la que aparcar. Otros deben dejar su coche a una distancia considerable y cogerse un autobús u otro medio de transporte que les acerque al trabajo. Y otros, son los que dejan su vehículo en un parking privado, con el consiguiente coste.

El combustible
Ya por último y no menos importante está el coste del combustible. A día de hoy existe una diferencia media de unos 6 o 7 céntimos de euros entre un litro de diésel y un litro de gasolina, siendo más caro el litro de esta última.

Hace un par de años, la diferencia de precios era mucho más alta, pero el aumento de la demanda del diésel y la consiguiente reducción de la gasolina, en base a la ley de la oferta y la demanda, han hecho que los precios se encuentren bastante parejos.

Este es un coste variable, y por tanto depender
á del uso que le demos al vehículo, así como la forma de conducir. El consumo variará en función de los kilómetros que hagamos, pero sobre todo de si circulamos por carretera o por ciudad. Está demostrado que el hecho de que un automóvil esté moviéndose por la ciudad consume bastante más, ya que el propio hecho de acelerar y frenar genera que el motor tenga que soportar un mayor esfuerzo. Sin embargo, cuando se circula por carretera el consumo se reduce.

En definitiva, un coche supone una serie de gastos que es importante a tener en cuenta. Se debe estudiar qué uso le vamos a dar, cuántos kilómetros vamos a hacer con él al año (aproximadamente), qué especificaciones técnicas (motor y combustible), así como el tipo de seguro (a todo riesgo, a terceros). Tras sopesar todo esto, quizás pueda salir más barato alquilar un coche para determinados trayectos y no comprar un coche más grande de lo necesario. Tú eres el que debes elegir, echa cuentas…

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