Dos retos para la economía global

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Dos retos para la economía global

18/01/2014 | Financial Times – Financial Times Español

Si Christine Lagarde fuera un personaje de ficción, ella sería Pepito Grillo. Y como el compañero de Pinocho que usa sombrero de copa, la cabeza del Fondo Monetario Internacional tiene la tendencia a actuar como la conciencia parlante de los que dictan las políticas del mundo. Esta semana la Sra. Lagarde recriminó a los banqueros centrales por no actuar de manera lo suficientemente decisiva contra el “ogro” de la deflación. La directora del FMI cree que la caída de precios puede ser “desastrosa” para la incipiente recuperación global.

El aviso de la Sra. Lagarde es oportuno. Las economías más ricas del mundo – incluyendo la eurozona, los Estados Unidos y Japón – tienen tasas de inflación sustancialmente por debajo de los objetivos establecidos por sus bancos centrales. En el Reino Unido, la previsión es menos preocupante, ya que el índice de precios al consumidor del Banco de Inglaterra tenía como objetivo en diciembre un 2 por ciento. Sin embargo, con la inflación para los productores que apenas llega al 1 por ciento, hay temores legítimos de que los precios al consumidor puedan empezar a ralentizarse de manera más notable al inicio de 2014.

La deflación implica dos riesgos significativos. Primero, los compradores tienen pocos motivos para gastar su dinero hoy, ya que tienen razón en esperar que los bienes bajen de precio el próximo año. Esto tiene un efecto negativo en el consumo, empujando aún más a la baja los precios. El segundo, la deflación hace mucho más difícil tanto para los gobiernos como para los individuos el pagar sus deudas. Al bajar los precios, el valor nominal de los préstamos permanece igual mientras las ganancias disminuyen. Los deudores entonces se ven forzados a usar una mayor proporción de sus ingresos para pagar sus préstamos.

La conclusión alcanzada por la Sra. Lagarde – que los bancos centrales deberían hacer más para apuntalar los precios – es correcta.< /span> Sin embargo, hay considerables diferencias en la escala del reto que afrontan los diferentes países.

Para empezar, la amenaza de deflación continua siendo un problema particular del mundo desarrollado, con muchos mercados emergentes como India y Brasil padeciendo la amenaza opuesta, el aumento de precios. Aún entre los países desarrollados, el panorama dista de ser uniforme. Después de casi dos décadas de deflación, las autoridades monetarias en Japón finalmente están logrando hacer que los precios suban gracias a un ambicioso programa de flexibilización cuantitativa y cualitativa. Aun excluyendo la energía, la inflación en Japón alcanzó el 0,6 por ciento en noviembre, su máximo en 15 años.

Donde el aviso del FMI parece ser más relevante es la eurozona. El Banco Central Europeo parece demasiado relajado acerca de la tasa de inflación del 0,8 por ciento en la unión monetaria. La Sra. Lagarde está en lo correcto al hacer una llamada para una nueva inyección de liquidez en el sistema, por ejemplo a través de otra ronda de préstamos baratos a los bancos.

El error a evitar es el asumir que es exclusividad de los bancos centrales asegurar la recuperación. Junto con la des-inflación, hay otras tendencias preocupantes en la economía mundial, sobre las cuales las autoridades monetarias poco pueden hacer.

El desarrollo más desconcertante es el que está pasando en la productividad. Un informe del Think-thank (grupo de reflexión) Conference Board publicado esta semana muestra que, por primera vez en décadas, ha decrecido la habilidad mundial de convertir el capital y la mano de obra en bienes y servicios. Si esta ralentización continúa, las consecuencias para los niveles de vida serán desalentadoras: la eficiencia y la innovación están entre los motores de crecimiento económico de larga duración.

Corresponde a los gobiernos dar los pasos para ayudar a que la productividad aumente de nuevo. La solución está en reformas estructurales enfocadas a permitir la expansión de los sectores más innovadores. La lista – que incluye invertir más en infraestructura física y de Tecnologías de la Información, así como el aumento en la competencia en los mercados laborales y de productos – es bien conocida. El reto, tanto para los países en desarrollo como para los desarrollados es asegurarse de que estos cambios sean finalmente implementados.

Uno debería evita
r el asumir que asegurar la recuperación es tema para los bancos centrales.

Two challenges for the global economy

01/18/2014 | Financial Times – Financial Times English

If Christine Lagarde were a cartoon character, she would be Jiminy Cricket. Just like Pinocchio’s top hat-wearing companion, the head of the International Monetary Fund has a penchant for acting as the talking conscience of global policy makers. This week, Ms Lagarde took central bankers to task for not acting decisively enough against the “ogre” of deflation. The IMF chief believes that falling prices could be “disastrous” for the incipient global recovery.

Ms Lagarde’s warning is timely. Most rich economies – including the eurozone, the US and Japan – have inflation rates substantially below the targets that their central banks are set to achieve. In Britain, the outlook is less worrying, since the consumer price index was at the Bank of England’s 2 per cent target in December. However, with producer price inflation rising as slowly as 1 per cent, there are legitimate fears that consumer prices could begin to decelerate more markedly at the start of 2014.

Deflation carries two equally significant risks. First, shoppers have little reason to spend their money today, since they can reasonably expect goods to be cheaper next year. This has a dampening effect on consumption, pushing prices further downwards. Second, deflation makes it much harder for governments and individuals to pay back their debts. As prices drop, the nominal value of loans stays the same while revenues decline. Debtors are therefore forced to use a larger proportion of their income to service their borrowings.

The conclusion reached by Ms Lagarde – that central banks should do more to support prices – is correct. However, there are sizeable differences between the scale of the challenge facing different countries.

For a start, the threat of deflation remains very much a rich-world problem, with many emerging markets, such as India and Brazil, grappling with the opposite threat of spiking prices. Even among developed countries, the picture is far from uniform. After nearly two decades of deflation, the monetary authorities in Japan are finally succeeding in making prices rise again thanks to an ambitious programme of quantitative and qualitative easing. Even excluding energy, inflation in Japan picked up to 0.6 per cent in November, the highest in 15 years.

Where the IMF’s warning appears most relevant is the eurozone. The European Central Bank looks exceedingly relaxed about the currency union’s 0.8 per cent inflation rate. Ms Lagarde is right to call for a new injection of liquidity into the system, for example through a further round of cheap loans to the banks.

The mistake to avoid is assuming that securing the recovery is exclusively a matter for the central banks. Alongside disinflation, there are other equally disturbing trends at play in the global economy, over which the monetary authorities can do little.

The most disquieting development is what is happening to productivity. A report by the Confer ence Board think-tank out this week showed that, for the first time in decades, there was a decline in the world’s ability to turn capital and labour inputs into goods and services. Were this slowdown to continue, the consequences for living standards would be gloomy: efficiency and innovation are the most important drivers of economic growth in the long run.

It is up to the governments to take steps that can help productivity to rise again. The solution lies in structural reforms aimed at allowing the most innovative sectors to expand. The list – which includes investing more in physical and IT infrastructure, as well as increasing competition in the labour and product market – is a well-known one. The challenge, for both the developed and the developing world, is to ensure these changes are finally implemented.

One must avoid assuming that securing the recovery is a matter for the central banks.

Copyright &copy «The Financial Times Limited«.
«FT» and «Financial Times» are trade marks of «The Financial Times Limited».
Translation for Finanzas para Mortales with the authorization of «Financial Times».
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