El gran negocio de la tinta

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La cultura del tatuaje no es una moda que naciera hace unos siglos. El tatuaje es un arte milenario que ya practicaban los egipcios hace 3.000 años. Aunque su popularidad ha permitido normalizar los prejuicios que ocasiona ver a una persona tatuada, hace unas décadas su imagen estaba asociada al mundo carcelario o marginal. Hoy en día no es raro ver que una persona joven esté marcada por la tinta.

Cada vez son más comunes las convenciones de tatuajes por todo el mundo. En España, los amantes de los tatuajes tienen una cita el próximo 30 de junio, fecha en la que comenzará el “Mulafest Custom Edition”, una convención de tatuajes y arte que durará hasta el 2 de julio. Organizado por IFEMA (Institución Ferial de Madrid), este evento contará con más de 150 tatuadores de todo el mundo. La entrada de un día será de 15 euros y el abono de 3 días de 40 euros. En cuanto al dinero que se ingresa por el evento no hay datos claros, sin embargo, en la última edición se hicieron más de 1.500 tatuajes. Si lo extrapolamos a nivel internacional la información también es opaca.

La industria de los tatuajes cada vez es más rentable. Según la UNTAP (Unión Nacional de Tatuadores y Anilladores Profesionales), los precios medios oscilan desde los 40 a los 800 euros y, los últimos datos, revelan que casi el 40% de la población entre 18 y 35 años tiene algún tatuaje.

Para empezar a tatuar no vale solo saber dibujar bien, el tacto cambia cuando pasas a hacerlo sobre la piel. Los tatuadores en sus inicios suelen simular sus obras en orejas de cerdo ya que su textura y porosidad es muy similar a la piel humana. La inversión inicial es de 100 euros aproximadamente, precio de un kit completo de tatuaje con tinta. Hay tatuadores como Scott Campbell que cobran 1.000 euros la hora de trabajo, no obstante, ésta es una excepción ya que la media es de 50 euros la hora.

¿Y si me arrepiento?

El número de personas que deciden tatuarse ha aumentado considerablemente en las últimas décadas, pero con ello también el número de personas que con el paso del tiempo deciden eliminarlo. En los años 90 si alguien se tatuaba sabía que era para toda la vida. Sin embargo, hace un tiempo que la ciencia desarrolló una técnica que permitía eliminarlo mediante laser. Los colores más oscuros requieren más sesiones que lo claros y si el dibujo es pequeño puede llegar a eliminarse en una sesión. Éste es otro mercado en crecimiento que tiene mucha demanda, sobre todo de personas a partir de los 40 años. El precio por sesión puede variar según las características del grabado y tipo de piel, por lo que oscila entre los 150 y 400 euros, es decir, casi lo mismo que te cuesta hacerlo.

La ciudad está cambiando y ya no resulta extraño ver un local de tattoo en tu calle como antaño veías zapateros de profesión. En este negocio también hay economía sumergida y supone un porcentaje muy alto. Según el secretario de la UNTAP Fidel Prieto, en España hay 2.500 tatuadores de forma legal y 5.000 de forma ilegal. El sector factura 1.600 millones anuales de euros y se calcula que la mitad procede de forma ilegal ya que, aunque estos últimos sean el doble, tatúan menos y a menor precio. Por lo tanto, es una cantidad importante que se suma al 24% que supone la economía sumergida española respecto al PIB (Producto Interior Bruto).

Aunque todavía está estigmatizado el mundo del tatuaje y los tatuados, no es extraño ver a un médico o a un economista con un tatuaje. La tinta se está diluyendo por la cultura y su uso se está normalizando. Puede que los tatuajes sean una moda pasajera, sin embargo, no podrá ser guardado en un armario como unos pantalones de campana.

Autora: Daniel Moreno (22 junio 2017)

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