Es hora de que las escuelas de negocios encabecen el juego

Comparte este post

Es hora de que las escuelas de negocios encabecen el juego

29/06/2014 | John Beck and Steve Hodges – Financial Times Español

Las escuelas de negocios, entrampadas durante un siglo en la metodología del estudio de caso de la década de 1920, han estado invirtiendo de manera creciente en las nuevas tecnologías para enseñar a sus estudiantes los principales conceptos de administración. Pero hay una tecnología que parece que habían dejado de lado por completo: los videojuegos.

Las escuelas primarias y secundarias se están llenando con videojuegos de matemáticas, lengua y geografía. Cuando están bien diseñados y ejecutados, estos juegos ayudan a los estudiantes a aprender sin darse cuenta de que están aprendiendo. La repetición que incluyen dichos juegos solo hace que el conocimiento y el saber-hacer se quede más marcado. Pero los videojuegos tienen que encontrar todavía su camino hacia las escuelas de negocios. ¿Por qué pasa esto?

Hace una década: la investigación detrás del libro “Los chicos están bien”, mostró un interesante efecto secundario de los juegos no educativos: los adultos que decían haber “crecido jugando videojuegos” eran mejores estrategas y líderes en los negocios que aquellos que no los habían jugado. No importaba el tipo de juego, lo importante era la mentalidad formada en los video jugadores – que era consistente con las buenas prácticas empresariales.

Hoy en día, algunas escuelas de negocios se están moviendo hacia los juegos al adoptar simulaciones en sus currículos. Pero las simulaciones en definitiva no son videojuegos. Usualmente están enfocadas en un solo curso y diseñadas para impartirse en una o dos lecciones cuando mucho. Cuando hemos preguntado a los actuales estudiantes qué han aprendido de las simulaciones su respuesta a menudo era un descorazonador “no mucho”.

Quizás las simulaciones sirvan como un escalón hacia un uso más generalizado de los juegos en las escuelas de negocios, y si es así, motivarían a las escuelas a acelerar el paso. Los videojuegos han desempeñado un papel crítico en diversas organizaciones, como en el ejército de los EE. UU, para entrenamiento táctico y liderazgo.

Pero las escuelas de negocios han sido muy lentas en adoptar este enfoque, en parte debido a una aversión visceral a la palabra “juego”. Los académicos relacionan “seriedad” en la enseñanza con el estudio de casos o una simulación, y frivolidad con cualquier cosa que se parezca a un juego. Más aún, si los juegos comenzaran a realizar toda la enseñanza sería cada vez más difícil para los profesores el justificar sus altos salarios y su lugar tradicional como cabezas de la clase.

Los mejores videojuegos motivan a los jugadores a jugarlos durante semanas. Un juego para enseñanza con elementos similares podría contar con suficiente complejidad para ser realista al incorporar de manera holística muchas de las presiones que se viven en la vida empresarial en lugar de las presiones artificiales que de manera rutinaria se incluyen en una simulación – tales como sesiones de duración limitada y escasa información.

La trama de un gran videojuego puede permanecer impresa en los jugadores durante semanas e incluso años. Y mientras las simulaciones a menudo tienen una historia de fondo antes de que se lleven a cabo, una vez que la toma de decisiones se deja a los jugadores la trama se rompe. Una de las razones por la que los estudios de caso han funcionado muy bien en la enseñanza de las escuelas de negocios durante el último siglo es que los mejores quedan impresos en la mente de los administradores mucho después de haber salido de la escuela. Un videojuego bien diseñado mantiene la trama de manera clara (y hace memorable el conocimiento relacionado) sin importar los movimientos que realicen los jugadores.

¿Pero realmente podrán los videojuegos remplazar a las actuales simulaciones? Creemos que es posible impartir lecciones de la vida real a través de juegos sin tener que simular de manera exacta las fuerzas económicas y organizacionales del “mundo real”. Esto haría más fácil para los jugadores el dejar de lado su escepticismo el tiempo suficiente para que aprendan algo valioso.

Las simulaciones son un buen paso para acercar la educación empresarial al siglo 21, sin embargo, el Santo Grial para educar a la generación de video jugadores será crear juegos que transfieran (y refuercen) los conceptos empresariales más importantes sin necesidad de intervención humana. Podemos prever un futuro no distante en el cual los videojuegos remplacen a las escuelas de negocios.

Imaginemos un mundo en el cual el pensamiento empresarial inteligente sea fácilmente accesible a todos a través de la disponibilidad de una amplia variedad de videojuegos y que no estén limitados a un cuadro de muy bien remunerados MBAs. El efecto derrame llevaría a que alrededor del mundo la toma de decisiones se base en una mayor información y la administración más efectiva. En lugar de que en las escuelas de negocios se trate de hacer más ricos a los ricos, la educación empresarial basada en videojuegos ayudaría a hacer que los pobres – aquellos que no puedan pagar para asistir a una cara escuela de negocios – sean menos pobres.

Imaginemos qué tan democráticas y duraderas serían las lecciones de la educación empresarial si esas lecciones pudiesen distribuirse a través de juegos que pudiesen ser jugados por cualquiera, en cualquier parte del mundo.

John Beck es presidente de North Star Leadership Group y consejero principal del gobierno de Camboya; Steve Hodges es presidente de Hult International Business School.

Time for business schools to get ahead of the game

06/29/2014 | John Beck and Steve Hodges – Financial Times English

Business schools, stuck for a century in the case study methodology of the 1920s, have increasingly been investing in new tec
hnologies
to teach students the core concepts of management. But there is one technology they seem to have overlooked entirely: video games.

Elementary and secondary schools are bursting with maths, vocabulary and geography video games. When they are well designed and executed, these games help students to learn without realising that they are learning. The repetition built into such games just makes the knowledge and knowhow sink in deeper. But video games have yet to find their way into business schools. Why is this?

A decade ago, research behind the book The Kids are Alright showed an interesting side-effect of non-educational games: adults who reported that they had «grown up playing video games» were better business strategists and leaders than those who had not played them. The genre of the game did not matter, but what did was the mindset that emerged in gamers – one consistent with good business practices.

Today, some business schools are moving in the direction of games by adopting simulations into their curriculums. But simulations are definitely not video games. They are usually confined to a single course and designed to impart one or two lessons at best. When we’ve asked current students what they learn from simulations, their answer is most often a tepid «not much».

Perhaps simulations could serve as stepping stones to the greater use of games in business schools, and if so it would behove schools to quicken the pace. Video games have played a critical role in diverse organisations, such as the US Army for leadership and tactical training.

Yet business schools have been very slow to adapt this approach, in part because of a gut-level aversion to the word «game». Academics equate «serious» teaching with a case study or a simulation and frivolity with anything that hints at a game. Moreover, if games were to start doing all of the teaching, it would become increasingly difficult for professors to justify their routinely lofty salaries and their traditional perch at the head of the class.

The best video games encourage gamers to play for weeks on end. A teaching game with similar elements could feature enough complexity to feel real by holistically incorporating many of the pressures of real business life rather than the artificial pressures normally injected into a simulation – such as timed sessions and information scarcity.

The storyline of a great video game can stick with players for weeks or even years. And while simulations often have a background story before game play begins, once decision-making is turned over to the players, the storyline splinters. One of the reasons that case studies have worked so well over the past century of business school teaching is that the good ones stick in managers’ minds long after business school is over. A well-designed video game keeps the storyline clear (and the related learnin
g memorable)
no matter what moves the player makes.

But could video games actually replace today’s simulations? We think it is possible to impart real-life lessons through games without having to simulate the exact economic and organisational forces of the «real world». This can make it easier for players to suspend their disbelief long enough to learn something valuable.

Simulations are a good step towards bringing business education into the 21st century, however, the Holy Grail of educating the gamer generation is going to be creating games that will transfer (and reinforce) the most important concepts of business without the need for human intervention. We can envision a not-too-distant future in which video games replace business schools altogether.

Imagine a world in which smart business thinking is readily accessible to all through the wide availability of video games and not limited to a cadre of highly paid MBAs. The trickle-down effect would lead to more informed decision-making and more effective management around the world. Instead of business schools being mostly about making rich people richer, video game-based business education would help to make the poor – those who cannot afford to attend expensive business schools – a little less poor.

Imagine how much more democratic and lasting the lessons of business education would be if those lessons could be distributed through games that could be played by anyone, anywhere in the world.

John Beck is president of North Star Leadership Group and a senior adviser to the government of Cambodia; Steve Hodges is the president of Hult International Business School.

Copyright &copy «The Financial Times Limited«.
«FT» and «Financial Times» are trade marks of «The Financial Times Limited».
Translation for Finanzas para Mortales with the authorization of «Financial Times».
Copyright &copy «The Financial Times Limited«.
«FT» and «Financial Times» are trade marks of «The Financial Times Limited».

Disfruta de más contenido 

Actualiza tu navegador

Esta versión de tu navegador no permite visualizar correctamente la página. Para que tengas una buena experiencia y mejor seguridad, por favor descarga cualquiera de los siguientes navegadores: Chrome, Edge, Mozilla Firefox