La alarma del aceite de palma

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La fábrica del mundo, así es conocido el sudeste asiático desde hace unos años. Antes lo fue China y ahora, sin un gran desplazamiento geográfico, se sitúa la industria mundial en Malasia o Vietnam. El motivo es sencillo, buscar el diferencial de costes para producir más barato y de este modo obtener un mayor beneficio económico. Desde ropa y electrónica hasta cosmética y alimentación. En estos dos últimos apartados es donde aparece el famoso aceite de palma. Un viaje que comienza en Indonesia y Malasia y se extiende por todo el mundo como el eco de una guerra. Estos dos países abarcan el 85% de la producción mundial según el último estudio de 2016 aportado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).

Llama la atención que uno de cada dos productos procesados contiene aceite de palma, lo cual da una idea de la importancia que esta materia prima tiene en la economía mundial. Además, es desde hace dos años cuando la normativa Europa exigió que el etiquetado debía especificar qué tipo de aceite era ya que antes se utilizaba el genérico “aceite vegetal” evitando así la concreción y dando rienda suelta a la suposición.

Pero, ¿Por qué aceite de palma y no de oliva? Si se obvia la ética, la respuesta es simple. La producción del aceite de palma, que sobre todo consumen economías desarrollas, está deslocalizada en países con unas condiciones laborales cercanas a la primera revolución industrial. Bajos salarios, jornadas de trabajo intensivas, cultivo sencillo y un mayor rendimiento por hectárea respecto a otros bienes sustitutivos. El incremento del aceite de palma se ha incrementado un 7% en 2016 respecto al año anterior. Hace tres décadas no había un gran consumo de este aceite, sin embargo, a día de hoy es de 64 millones de toneladas. Una cifra muy superior si se compara con las toneladas consumidas de aceite de oliva en 2016 que fue de 3 millones según el Consejo Oleícola Internacional.

Después del porqué de su uso hay que explicar el qué. ¿Qué consecuencias tiene su uso para el medioambiente y la salud humana? En el plano ecológico la desforestación que se práctica para su extracción está eliminando el hábitat del orangután o el tigre además de las emisiones de gases de efecto invernadero. Otro problema que es poco visible es la contaminación de las aguas como consecuencia del uso de agroquímicos en los viveros. Por otro lado, desde un punto de vista nutricional no es una opción saludable pues el 50% de las grasas presentes son saturadas.

Un apetecible derivado para los mercados financieros

Un tercio del aceite consumido a nivel mundial es de palma por lo que una materia prima tan demandada no puede ser ignorada. En la bolsa de Malasia, la compraventa de títulos en torno al aceite de palma fue por valor de 250 millones de toneladas en 2014. Dicho en otras palabras, cinco veces más que las toneladas reales producidas a nivel mundial. No obstante, hay pocos estudios sobre el impacto de los mercados financieros en el precio final de esta materia y seguir el rastro de los inversores y las cadenas de valor es un proceso opaco y complejo.

Como todo, el exceso no es bueno. El consumo de aceite de palma de forma moderada no es perjudicial. Los grandes problemas vienen en relación a las condiciones en que se extrae la materia prima y que consecuencias medioambientales, económicas y sociales que genera. Galletas, bollería, margarina, chocolates, comidas precocinadas y así un largo etcétera hace que el aceite de palma esté hasta en la sopa.

Autor: Daniel Moreno (2 junio 2017)

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