Las luces de mi árbol de Navidad y el éxito de la globalización

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Las luces de mi árbol de Navidad y el éxito de la globalización

23/12/2016 | John Gapper (Financial Times) – Financial Times Español

 

El domingo, mi familia y yo abriremos nuestros regalos de Navidad bajo un luminoso abeto de Nordmann que nos entregaron en la puerta de nuestra casa en Londres la semana pasada. Está decorado con adornos y una serie de luces.

No hay nada inusual al respecto: lo mismo o algo similar sin duda se aplica a numerosos lectores. Pero nuestro árbol de Navidad y sus decoraciones son símbolos de más que la temporada festiva. También representan la forma en que la innovación tecnológica ocurre constante y sigilosamente a medida que las empresas compiten a nivel mundial.

Este pensamiento se me ocurrió el otro día mientras admiraba nuestro árbol, y me di cuenta de que su apariencia hubiera sido imposible no hace mucho. Está cubierto con diodos emisores de luz (LED, por sus siglas en inglés) en lugar de bombillas incandescentes, y ellas brillan con una luz blanca y cálida que es más acogedora que la dura luz azul blanquecina de las luces LED más antiguas.

Las luces también son mejores en otros aspectos. Son más baratas y más confiables que las luces del árbol de Navidad de mi juventud, las cuales estaban conectadas en series por lo que una línea entera se apagaba si un bulbo estallaba o se aflojaba. Estas luces también son de bajo consumo: las bombillas LED no se calientan y se pueden tocar sin riesgo de causar quemaduras.

Lo anterior me animó a averiguar más acerca de nuestras luces navideñas, y a continuación comparto lo que descubrí.

Las compramos en Amazon, influenciados por el precio y el número de estrellas en las críticas de los clientes. Las luces vinieron de una pequeña empresa británica llamada Ansio, una palabra finlandesa que expresa «mérito» o «valor», y que sus fundadores eligieron porque sonaba bien, porque comenzaba con A y porque nadie la estaba utilizando.

Ansio fue fundada en Londres en 2014 por tres empresarios inmigrantes nacidos en India — dos de Chennai y uno de Hyderabad — con el fin de importar y vender productos para el hogar directamente a los consumidores. Ellos comenzaron con ventiladores eléctricos y se han diversificado a los productos de iluminación, en particular luces LED decorativas.

Los socios eligieron a los fabricantes de sus luces visitando la Feria de Cantón, la feria comercial más grande de China, que se celebra dos veces al año en Guangzhou. La feria es un enorme emporio para los compradores extranjeros que buscan negociar acuerdos con proveedores chinos de diversas industrias.

Después de haber seleccionado tres fabricantes (desde entonces reducido a dos) de LED en Ningbo, una ciudad industrial cerca de Shanghái, ellos visitaron las fábricas para garantizar la calidad de los productos. Existía una enorme variedad: Ningbo está llena de fabricantes de LED y China compite con compañías japonesas y surcoreanas tan ferozmente que los precios han caído.

Nuestras luces del árbol de navidad fueron enviadas de Ningbo a través del mundo y a través de las aduanas a un almacén británico, y posteriormente un mensajero de Amazon nos las entregó. Muchas de las funciones de servicio al cliente y administrativas de Ansio las llevan a cabo trabajadores a distancia en India a través de Internet. Aunque pequeña, la compañía tiene una cadena de suministro global.

La globalización representa sólo la mitad de la historia de las luces; la tecnología representa la otra mitad. Los árboles de Navidad estadounidenses siguieron la tradición alemana de ser iluminados con velas hasta que Edward Johnson, un vicepresidente de la Edison Electric Light Company, le colocó luces eléctricas al árbol en su casa de Nueva York en 1882 para mostrar la invención a los transeúntes. Para 1903, su sucesora, General Electric (GE), estaba vendiendo «festones» de 24 luces para árboles por 12 dólares.

Nick Holonyak, un científico investigador de GE, inventó el primer LED visible en 1962, pero brillaba con un matiz rojo y los primeros LED se limitaron a dispositivos como relojes y calculadoras. Hace una década fue posible iluminar las oficinas y casas con ellos cuando las compañías como Philips empezaron a fabricar luces LED azules tratadas con fósforo para que resplandecieran con una luz blanca.

La tecnología ha mejorado rápidamente. Los diodos actuales emiten cuatro veces más luz en lúmenes por vatio de potencia que hace ocho años, y el coste por lumen ha caído cien veces, según Philips. Debido al avance de la tecnología, las economías de escala han crecido. El impulso de China en materia de LED ha ocasionado un aumento en la capacidad global: he ahí una razón por la que mis luces fueron baratas.

La nueva tecnología tiende a ser costosa pero los precios a menudo caen a una fracción de su nivel original una vez que aparecen la segunda, la tercera, la cuarta y las generaciones posteriores, y gradualmente se convierte en un producto básico. Comprar 300 luces de árbol vendidas por GE en 1903 hubiera costado 3.870 dólares a los precios de hoy día; un arreglo como el nuestro hubiera significado un gran lujo.

La calidad de las luces LED también ha mejorado. No sólo son nuestras luces más seguras que las luces incandescentes toscamente conectadas, sino que las luces LED modernas son capaces de encenderse en una gama de colores y de cambiar durante el día. Cuando presiono un botón en el enchufe, fabricado en Changzhou en la provincia del este de Jiangsu, nuestras luces exhiben siete patrones, turnándose entre destellando, brillando intensamente y centelleando. Nosotros elegimos el color blanco, pero pudiéramos haber elegido otros tonos.

Si existe una parábola en nuestras luces de Navidad — vendidas por una compañía británico-india a través de una plataforma de comercio electrónico estadounidense, hechas en China y con un nombre finlandés — es la siguiente: la globalización y la innovación tecnológica se han vuelto impopulares este año, culpadas por la pérdida de algunos empleos y por la fractura de las comunidades en las economías desarrolladas, pero también representando beneficios materiales.

Muchas cosas que compramos fácilmente no sólo son más baratas sino mucho mejores de lo que solían ser. Si lo permitimos, seguirán mejorando. ¡Feliz Navidad!


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