Llega la disrupción a las administradoras de inversiones

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Llega la disrupción a las administradoras de inversiones

27/10/2014 | Pauline Skypala – Financial Times Español

El cambio tecnológico se ha hecho famoso por haber alterado el mundo editorial, musical, fotográfico y de otras industrias. La mayoría de sus resultados han sido ventajosos para los consumidores, ampliando las opciones aunque en ocasiones no redujera los costes.

Una disrupción similar amenaza a la industria financiera. Ya ahora el trading electrónico y los efectos depredadores de los traders de alta frecuencia han cambiado el rostro de la industria de la industria de valores. Hoy en día los bancos comerciales se enfrentan a la competencia de prestamistas colega-a-colega, aunque estos últimos no puedan crear dinero, y es más que factible que complementen a los bancos a que los remplacen.

Sin embargo los administradores de inversiones hasta ahora han evitado el reto tecnológico. Esta industria no se ha visto forzada a eliminar empleos o reducir costes a los inversores por la llegada de nuevos competidores. Si acaso, la llegada de opciones en-línea han añadido costes en lugar de reducirlos y ha permitido que toda una nueva serie de intermediarios obtengan provecho de los ahorros de la gente al cargar comisiones basadas en los valores.

Por lo menos esas comisiones han empezado a reducirse con el inicio del uso de algoritmos en la administración de carteras. Recientemente la Revista Forbes señaló a un par de empresas de los EE. UU. a las que llamó plataformas “robo consejeras”, quienes utilizan fondos negociados en bolsa para integrar carteras de inversión y equilibrarlas cuando se alejan demasiado del objetivo de inversión.

Aunque aún cobran comisiones basadas en sus valores, éstas son menores que la mayoría de las del resto de administradoras de carteras. Wealthfront, que tiene a Burton Mailkiel (autor de A Walk Down Wall Street) como jefe de inversiones, no cobra comisiones por los primeros 10 mil dólares, pasando de esta cantidad ya cobra el 0,25 por ciento. Betterment cobra entre el 0,15 – 0,35 por ciento dependiendo del tamaño de la cartera. En ambos casos hay comisiones adicionales en los fondos negociados en bolsa básicos de alrededor del 0,15 por ciento.

Los costes totales son del 0,5 por ciento o menos – mucho más bajos que el usual 1,5 o 2 por ciento cobrado a los clientes minoristas por los consejeros de inversiones estándar y las administradoras.

Estos servicios automáticos confían en la percepción de los inversores de que mantener los costes bajos es clave para maximizar los beneficios. Utilizan un número limitado de fondos negociados en bolsa y no intentan ganar a los mercados. Se trata de cosechar los beneficios de valores clasificados de una cartera diversificada, invertido en línea con las preferencias de riesgo del cliente. Lo podemos llamar “eficiente”.

Están un paso más allá de las plataformas de inversión manejadas por los similares a Charles Schwab, Fidelity y Hargreaves Lansdown, quienes atienden a inversores deseosos de tomar sus propias decisiones acerca de dónde invertir su dinero.

Elegir entre los miles de fondos que se ofertan en estas plataformas es cansado, y podemos apostar que muchos inversores hacen una selección indisciplinada y luego compran y venden demasiado. Quizás ellos pudieran comprar un fondo multi-valor, el cual invertiría en un rango de clases de valores y ajustaría su exposición dependiendo de los pronósticos previstos para el mercado. Estos fondos tienden a acarrear altos cargos, a través de costes adicionales escondidos debidos a la alta rotación de la cartera.

Un sencillo fondo equilibrado e indexado puede ser igual de bueno, si no es que es mejor. En los EE. UU. puedes comprar directamente este tipo de fondos de bajo coste, sin incurrir en cargos extras, lo que nos lleva a preguntarnos ¿para qué molestarse en tratar con “robots”?

Conscientes de esta competencia, Wealthfront en su sección de FAQ aclara la pregunta de por qué vale la pena pagar el doble por sus servicios, comparados con mantener un fondo de valores mixtos de Vanguard. Aparentemente su combinación de diversificación de valores, ventajas fiscales y el reequilibrio provee altos beneficios que superan los costes extras.

Entonces ¿Es la administración de inversiones una habilidad o puede ser reducida a un programa informático? Si la mayoría de las necesidades de inversión de la gente pueden ser satisfechas por un algoritmo, la industria de las inversiones podría estar a punto de sufrir la suerte de compresión de márgenes que sufrió la industria editorial – o peor aún, dados los extraordinarios altos márgenes en juego.

Sin embargo las probabilidades están en contra de este resultado. Hay razones muy preparadas por parte de la industria de los servicios financieros que demuestran su habilidad para cobrar de más y dar de menos, con muchas ventas erróneas en el camino. La competencia no funciona para bajar los costes para los inversores – aunque Vanguard sin duda ha tenido algún efecto en los EE. UU. La mayor parte de las veces la regulación y las intervenciones por parte de políticas públicas han probado ser la única vía para forzar a la baja los cargos.

Pero los consejeros automatizados son un signo del cambio. Quizás ahora alguien está trabajando en una app que pueda ser un reto para la industria de las inversiones como Uber lo ha sido para los taxis.

Disruption arrives for investment managers

10/27/2014 | Pauline Skypala – Financial Times English

Technological change has famously disrupted publishing, music, photography and other industries. Mostly the results have been to the advantage of consumers, widening choice if not always reducing costs.

Similar disruption threatens the financial industry. Already, electronic trading and the depredations of high-frequency traders have changed the face of the securities industry. Now commercial banks face competition from peer-to-peer lenders, although as the latter cannot create money, they are likely to complement banks rather than replace them.

Investment management, though, has so far avoided the tech challenge. The industry has not been forced to shed jobs or lower costs to investors through inroads made by upstart newcomers. If anything, the advent of online options has added costs rather than lowered them and allowed a whole new set of intermediary firms to profit from people’s savings by charging asset-based fees.

At least those fees are starting to come down, as algorithms begin to be employed in portfolio management. Forbes Magazine recently pointed to a couple of US companies it labelled «robo adviser» platforms, which use exchange traded funds to build investment portfolios and rebalance them when they get too far out of line with target allocations.

They still charge asset-based fees, but lower ones than most other portfolio managers. Wealthfront, which features Burton Malkiel (author of A Random Walk Down Wall Street) as chief investment officer, charges nothing on the first $10,000 then 0.25 per cent. Betterment charges 0.15-0.35 per cent depending on the size of the portfolio. In both cases, there are additional fees on the underlying ETFs of around 0.15 per cent.

Total costs therefore come in at 0.5 per cent or less – much lower than the 1.5-2 per cent typical of standard investment advice and management for retail customers.

These automated services rely on investor perception that keeping costs low is key to maximising returns. They use a limited number of ETFs and do not try to time markets. It is all about harvesting asset class returns from a diversified portfolio, invested in line with a customer’s risk preferences. You might call it «efficient».

They are a step beyond the investment platforms run by the likes of Charles Schwab, Fidelity and Hargreaves Lansdown, which cater to investors willing to make their own decisions about where to invest their money.

Picking funds from the thousands on offer on these platforms is exhausting, and it is a fair bet that many investors make an undisciplined selection then trade too much. They could buy a multi-asset fund instead, which will invest across a range of asset classes and adjust exposure depending on views about the market outlook. Such funds tend to carry high charges, though, with hidden additional costs due to high portfolio turnover.

A plain-vanilla balanced index fund is likely to be as good, if not better. In the US, you can buy such a low cost fund direct, incurring no extra charges, which begs the question, why bother with the «robos» at all?

Conscious of this competition, Wealthfront tackles in its FAQs the question of why it is worth paying double for its service compared with simply holding a Vanguard mixed asset fund. Wider asset allocation, tax advantages and rebalancing combine to provide higher returns that outweigh the extra cost, apparently.

So is investment management a skill, or can it be reduced to a computer programme? If most people’s investment needs can be taken care of by an algorithm, the investment industry could be about to suffer the sort of margin compression visited on publishing – worse even, given the extraordinarily high margins at stake.

The odds are against this outcome, though. There are well rehearsed reasons for the ability of the financial services industry to overcharge and under deliver, with much mis-selling along the way. Competition does not work to lower costs for investors – although Vanguard has undoubtedly had some effect in the US. Mostly, regulation and public policy interventions have proved the only way to force down charges.

Still, the automated advisers are a sign of change. Perhaps even now someone is working on an app that will challenge the investment industry as Uber has taxis.

Copyright &copy «The Financial Times Limited«.
«FT» and «Financial Times» are trade marks of «The Financial Times Limited».
Translation for Finanzas para Mortales with the authorization of «Financial Times».
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