Si bien en el momento de su creación, las cuentas de ahorro estaban más limitadas a la hora de hacer operaciones bancarias, actualmente tanto las cuentas corrientes como las de ahorro permiten una operativa muy similar tanto para ingresos como para pagos. La única diferencia entre ellas está en el soporte, ya que las cuentas corrientes emiten extractos de movimientos periódicos y las de ahorro utilizan una libreta para la actualización de movimientos.
