Biografía
Nació en el seno de una familia de comerciantes de clase media en Frankfurt am Main. Aunque su interés hubiera sido estudiar matemáticas y biología, comenzó una formación profesional en banca con 16 años, ya que su familia no estaba en la situación de poder costear una carrera universitaria. Destacó pronto como aprendiz en la Bankhaus L. & E. Wertheimer y al año siguiente fue contratado oficialmente. Pese a su rápido ascenso en la casa de banca de Frankfurt se presentó a una vacante que había en la Banque Internationale de Bruxelles de la que Goetz se enteró por medio de un anuncio en el periódico. Su carrera dentro de esta institución también fue rápida siendo nombrado en 1912 jefe de personal de la institución. Hasta el propio Goetz señaló que siendo extranjero y con 26 años, era algo excepcional que hubiera obtenido ese puesto.
La llegada de la Primera Guerra Mundial detuvo su ascenso al ser considerado “enemigo extranjero” en Bélgica y detenido posteriormente en Francia. En 1919 fue liberado del centro de internamiento de Bretaña en el que se encontraba y volvió a Frankfurt siendo contratado por su anterior empresa. En 1920 cambio al Commerz-und Privatbank en donde se convirtió en director de una filial en Frankfurt am Main. Su actividad en este banco no es muy conocida pero la base de su trayectoria en la institución se basó en su fructífera labor en las operaciones con divisas. Goetz fue muy pronto consciente de cómo funcionaría el mecanismo de la inflación desencadenado por la financiación de la guerra. Creo un fondo basado en los beneficios resultantes de las operaciones con divisas que liberó de cuantiosas pérdidas a la entidad. En dos años era ya interino en la presidencia del banco siendo nombrado miembro de pleno derecho en 1928.
Fue la crisis bancaria de 1931 la que hizo ascender a Goetz a una nueva posición dentro del sistema financiero en la Alemania de Weimar. Tanto el Darmstädter und Nationalbank (Danat-Bank) como el Dresdner Bank se encontraban en una situación límite debido a la crisis. Las dos entidades formaban parte de las tres más importantes del país y solamente la intervención del Estado en su favor evitó una erosión total del sistema financiero. Primero, el gobierno pensó liquidar el Danat-Bank y salvar al Dresdner Bank. En este contexto, la desacreditada presidencia del segundo fue sustituida por otra nueva que tuviera la confianza del gobierno alemán. Carl Goetz fue uno de los elegidos por el gobierno de Heinrich Brüning para formar parte de esa nueva dirección. Tanto el canciller como el ministro de Finanzas Hermann Dietrich consideraron que Goetz era el profesional indicado para esta labor de saneamiento. Así, a comienzos de septiembre de 1931 Carl Goetz pasó de la presidencia del Commerz-und Privatbank al Dresdner Bank.
Pese a la idea inicial, el primer paso fue fusionar el Dresdner Bank con el Danat-Bank. El banco resultante sería dirigido por Goetz. Junto a Samuel Ritscher debía hacerse cargo de un banco en bancarrota junto a otro en dificultades. Detrás de este Konzern financiero se encontraba el futuro del propio sector de bancos universales tal y como se había conocido hasta entonces. La financiación del gobierno – 556 millones de RM-, la reducción masiva de los riesgos asociados a créditos y una drástica purga basada en el ahorro fueron los tres ingredientes del camino escogido. En medio de una situación política convulsa, la campaña electoral de Hindenburg en las elecciones presidenciales de 1932 fue financiada por este “nuevo” Dresdner Bank utilizando la forma de una ayuda para su filial Hardy&Co.
Al principio, Goetz era alguien sospechoso a los ojos de los representantes del nacionalsocialismo. Por un lado, formaba ya parte de la vieja escuela liberal-conservadora del sistema financiero y por otro, se sabía que desde 1921 -y hasta 1934- había pertenecido a la logia masónica “Sócrates” de Frankfurt. Nada de eso pareció influir mucho en su trayectoria cuando Hitler subió al poder. Goetz conservó su posición en el Dresdner Bank y en diciembre de 1933 fue ascendido a presidente. En ese momento el 69% del capital accionarial del banco pertenecía al Estado de manera que la intervención del nacionalsocialismo no se hizo esperar como tampoco lo haría en el resto del sistema financiero privado. La ley de abril de 1933 llevó al despido de los empleados judíos del Dresdner y en 1934 Emil Meyer, nacionalsocialista miembro de las SA y primo de uno de los consejeros económicos de Hitler, Wilhelm Keppler, fue llamado para formar parte de la presidencia del Dresdner ante la oposición de Goetz. También el antiguo banquero Karl Rasche, que sería pronto miembro de las SS fue llamado para la presidencia de la entidad. Mientras, Goetz trató de contar con la presencia de miembros más jóvenes en la presidencia del banco como Alfred Busch y Hugo Zinsser.
Durante el periodo nacionalsocialista, Goetz perteneció al grupo de banqueros más influyentes. Entre 1933 y 1945 participó 36 veces en consejos de vigilancia de distintas entidades entre las que se encontraban AEG, Degussa, Allianz Versicherungs AG, Fried.Krupp AG, Rheinisch-Westfälischen Elektrizitätswerks o Vereignigte Stahlwerke. También presidía la filial del Dresdner Bank, el Deutsch-Südamerikanische Bank y formó parte del comité de miembros del banco central del Reich. En 1935 participó en la creación del Deutscher Institut für Bankwissenschaft und Bankwessen y fue miembro del grupo alemán en el Institut International d’Études Bancaires.
En 1936 Goetz pasó de la presidencia al consejo de vigilancia del Dresdner Bank y seguiría allí prácticamente hasta su muerte. Aunque en apariencia era un puesto menor que el que había tenido hasta entonces, éste le permitía controlar de hecho toda la actividad de la entidad y señalar las líneas de actuación a la presidencia. El cambio no era sino una maniobra para intentar limitar el creciente poder del nacionalsocialismo en el Dresdner y un mecanismo para definir una privatización progresiva de esta empresa financiera. Esta privatización se hacía efectiva en otoño de 1937. Aunque, la legislación nazi derivó en una concentración de poder mayor en manos de la presidencia, Goetz se mantuvo en un lugar central en la toma de decisiones del Dresdner, como rememoraba uno de los directores de la filial del banco en Berlín años más tarde.
Todas estas actividades hicieron que fuera considerado corresponsable del programa de desposesión de ciudadanos judíos como fue la toma de la casa de banca Gebr.Arnhold o de la presentación al ministro de Economía de una propuesta para crear una sociedad que recogiese las entidades empresariales expoliadas a los ciudadanos judíos. No mostró ninguna oposición a las relaciones del Dresdner Bank con el Konzern público Reichswerke Hermann Göring y fue favorable a la expansión del banco en las áreas ocupadas. El comportamiento de Goetz durante el periodo del nacionalsocialismo constituye un ejemplo de adaptación pragmática y del oportunismo de un banquero muy respetado en el país y en la escena financiera internacional. No tuvo escrúpulo alguno en utilizar todas las oportunidades que el nuevo régimen ofreció a la entidad. Esa fue la base de su actuación mucho más que una identificación con el nacionalsocialismo como ideología. Fue amigo de Fritz Sauckel, responsable de la gestión de la mano de obra utilizada durante el conflicto en forma de presos, deportados en campos y colaboradores y también, mantuvo relación al final con algunos de los representantes de la resistencia frente a Hitler como Carl Goerdeler y Johannes Popitz, aunque Goetz nunca estuvo en la resistencia.
La intensa nazificación de la entidad en 1942 le llevó a ser apartado del banco pero volvió a hacerse con la presidencia en 1943 tras el traslado del banco por los ataques en Berlín. En 1944 fue detenido por la Gestapo e internado en el campo de Ravensbrück al ser acusado de relaciones con la resistencia. Fue liberado a los pocos meses. Con el final de la contienda fue interrogado varias veces entre 1945 y 1946 e internado ese mismo año al igual que otros miembros de la presidencia y del consejo de vigilancia. En un principio, los aliados pensaron llevar a Goetz y a Rasche al juicio de Nuremberg pero finalmente se prescindió del proceso frente a Goetz. Dos hechos jugaron en su favor entonces. Goetz no había pertenecido nunca al NSDAP y además había sido detenido por la Gestapo. En 1947 Goetz estaba libre y tras pasar un proceso burocrático habitual de desnazificación se le permitió retomar sus actividades en el banco. Mientras, su colega Karl Rasche fue declarado culpable en Núremberg y condenado a 7 años de cárcel.
Goetz retomó la presidencia del consejo de supervisión del Dresdner Bank, que constaba por aquel entonces solamente del Berliner Altbank. En la zona occidental, los diferentes gobiernos militares aliados en las zonas de ocupación aliadas establecieron una organización descentralizada de varias instituciones económicas. En el caso del Dresdner surgieron de éste once entidades distintas. Carl Goetz se convirtió en el presidente del consejo de supervisión del denominado Rhein-Ruhr Bank. Pronto se formó un círculo que comenzó a actuar como un punto de encuentro informal del antiguo Dresdner Bank y al que pertenecían cuatro directores del antiguo banco. Allí estaban Alfred Hölling, Hugo Zinßer, Carl Schleipen y Hermann Richter. Junto a estas actividades Goetz formó parte de la delegación alemana presente en la Conferencia de Londres que se ocupó de la deuda alemana asociada a la Primera y a la Segunda Guerra Mundial.
En mayo de 1950 firmaba junto a Josef Abs (Deutsche Bank) y a Paul Marx (Commerzbank) un memorándum en el que se abogaba por la reorganización de los bancos alemanes. Se trataba de una solución orientada a reconstruir entidades de las que formarían parte tres instituciones mayores. En el caso del Dresdner sus continuadoras fueron: el Rhein-Main Bank AG en Frankfurt am Main, el Rhein-Ruhr Bank AG en Düsseldorf y el Hamburger Kreditbank en Hamburgo. Si la ley de 1952, con el apoyo del ministro de Economía Ludwig Erhard y del ministro de Finanzas Fritz Schäffer, se orientó en este sentido, la ley de grandes bancos de 1957 llevó a la fusión de estas tres entidades financieras en el Dresdner Bank AG. La presidencia del consejo de supervisión volvía a estar en las manos de Goetz. Solamente Hermann J. Abs estaba por delante de Goetz como símbolo del resurgimiento de la banca de negocios alemana durante esos años. En 1957, Goetz intentó incluso frenar el incremento de los dividendos del 10 al 12 aludiendo a experiencias pasadas durante los años veinte. Poco a poco Goetz se fue convirtendo en el “grand old man” del banco. Todavía con 77 años formó parte del consejo de supervisión de empresas como Allianz Versicherung y Grün& Bilfinger AG. Poco antes de su 80 cumpleaños dejó el consejo de supervisión del Dresdner Bank y murió en agosto de 1965.
Goetz es una de las figuras que mejor representa la continuidad de una élite de banqueros procedente de la época del Imperio que siguió activa ininterrumpidamente hasta la joven república federal. La experiencia del periodo de entreguerras siempre estuvo presente en su actividad al ser esta coyuntura la que le consagró como banquero. Fue un desconfiado que actuó como un hábil maestro del “networking” dando seguridad y beneficios en esos momentos de incertidumbre. En general, se le considera un pragmático que careció de una visión sociopolítica propia. Goetz intentó simplemente adaptarse en cada momento en función de sus intereses. Para ello generó relaciones con políticos y empresarios durante la República de Weimar, durante los turbios años del Nacionalsocialismo y en la joven República federal. Dotado de un saber enciclopédico, fue el hombre de confianza de Brüning durante la República de Weimar y tuvo después buenos contactos con representantes del nazismo. Estuvo vinculado a banqueros judíos pero no tuvo ninguna reserva frente a la apropiación y desposesión de éstos con la subida de Hitler al poder o frente al saqueo económico de las zonas ocupadas. Tras la guerra, reconstruyó rápidamente sus conexiones nacionales e internacionales actuando en el diseño de la política financiera de la nueva república federal y en favor de la unidad del que siempre consideró “su banco”, el Dresdner Bank.
Gloria Sanz (Universidad Pública de Navarra)