El sistema bancario es una de las estructuras económicas más importantes para el desarrollo de cualquier país. La forma en que el mismo está organizado y regulado tiene un impacto profundo en la estabilidad financiera, el crecimiento económico y la inclusión financiera de una nación. En este artículo vamos a comparar los sistemas bancarios de España y Estados Unidos, dos economías desarrolladas con estructuras financieras avanzadas, pero con diferencias significativas en cuanto a regulación, tipos de instituciones y servicios.
- Origen y Evolución de la banca en España y EEUU
España:
El sistema bancario español tiene raíces históricas que se remontan a la Edad Media, con la creación de instituciones como los montepíos y otras entidades que ayudaban a los comerciantes. En el siglo XIX, con la expansión económica y la revolución industrial, se consolidaron grandes bancos, como el Banco de España, fundado en 1856. La historia moderna del sistema bancario español está marcada por la creación de grandes bancos comerciales y por un proceso de centralización y regulación más estricto después de las crisis bancarias de los años 70 y 80.
En las últimas décadas, el sistema financiero español ha pasado por varios ciclos de expansión y contracción. La crisis financiera global de 2008 afectó profundamente al sector bancario español, incluso fue necesaria la intervención estatal para rescatar a algunas instituciones. Las entidades más afectadas fueron las cajas de ahorros, que prácticamente han desaparecido. Como resultado, España ha vivido un proceso de consolidación bancaria en los últimos 15 años.
Estados Unidos:
El sistema bancario estadounidense, por su parte, tiene una historia más corta. La misma comienza formalmente con la fundación del First Bank of the United States en 1791. Este fue el primer intento de centralizar la banca en el país. Sin embargo, el sistema bancario estadounidense siempre ha estado más descentralizado que en España, con una competencia intensa entre bancos estatales y nacionales.
El sistema financiero moderno de EE.UU. se consolidó con la creación del Sistema de la Reserva Federal (Fed) en 1913, que actúa como banco central. La Ley de la Reserva Federal creó un sistema de bancos regionales que actúan como el banco central del país, con el objetivo de proporcionar una mayor estabilidad y supervisión al sistema bancario en su conjunto.
La Reserva Federal tiene tres funciones principales:
- Política Monetaria: la Reserva Federal ajusta los tipos de interés y controla la oferta monetaria para influir en la inflación y el crecimiento económico.
- Supervisión y Regulación Bancaria: La Fed regula y supervisa a los bancos para asegurar que sean sólidos y sigan las normas establecidas, lo que protege tanto a los depositantes como al sistema financiero en su conjunto.
- Proveer Servicios Financieros: Actúa como banco de los bancos y como intermediario del gobierno federal, asegurando que las transferencias de dinero y las transacciones financieras se realicen sin problemas.
La Gran Depresión de la década de 1930 marcó otro punto de inflexión en la historia del sistema bancario estadounidense. Durante este período, miles de bancos colapsaron, lo que llevó a una pérdida masiva de confianza en el sistema financiero. En respuesta, el gobierno promulgó una serie de reformas bancarias destinadas a estabilizar la economía y evitar que se repitieran tales catástrofes. Uno de los cambios más significativos fue la Ley Glass-Steagall de 1933, que separó las actividades de los bancos comerciales y los bancos de inversión. Esta ley tenía como objetivo reducir los riesgos asociados con la especulación financiera y proteger los ahorros de los ciudadanos. También se creó la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC), que asegura los depósitos bancarios e intenta evitar pánicos bancarios.
La crisis financiera de 2008 ha sido el evento más significativo en la historia reciente del sistema bancario estadounidense. La crisis comenzó con el colapso del mercado de hipotecas subprime y rápidamente se extendió a los mercados financieros globales. Los bancos, muchos de los cuales habían asumido riesgos excesivos al invertir en productos financieros complejos y mal comprendidos, tuvieron que hacer frente a enormes pérdidas.
En respuesta a la crisis, el gobierno intervino para rescatar a varios de los bancos más grandes del país, utilizando miles de millones de dólares de fondos públicos.
A raíz de la crisis, se aprobaron varias leyes de reforma financiera para evitar que este tipo de colapso volviera a ocurrir. La más importante de estas reformas fue la Ley Dodd-Frank, promulgada en 2010. Esta ley implementó una serie de cambios regulatorios para aumentar la supervisión de los bancos. Algunos de los aspectos clave de la citada ley son:
- Creación de la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB): Esta agencia fue establecida para proteger a los consumidores de prácticas financieras abusivas y mejorar la transparencia en productos financieros como hipotecas y tarjetas de crédito.
- Pruebas de Estrés Bancario: Los bancos deben someterse a pruebas de estrés regulares para asegurarse de que pueden resistir futuros shocks financieros sin necesidad de rescates del gobierno.
- Regulación de Derivados: Los derivados financieros, que fueron un factor importante en la crisis de 2008, están ahora más regulados y deben ser comercializados de manera más transparente.
2. Similitudes y diferencias en la actualidad
España
El sistema bancario español está compuesto por bancos comerciales, cooperativas de crédito y entidades financieras especializadas. Los bancos comerciales son las principales instituciones financieras y están altamente concentrados. Según un informe reciente de Moody´s, los seis principales bancos españoles concentran más del 75% de los depósitos de los ahorradores españoles
Antes de la crisis de 2008, las cajas de ahorros tenían un papel muy importante en la estructura bancaria española, particularmente a nivel regional. Sin embargo, tras la crisis, muchas cajas de ahorros quebraron o fueron absorbidas por bancos más grandes debido a la mala gestión de activos y la burbuja inmobiliaria.
Estados Unidos:
En Estados Unidos, la estructura bancaria es mucho más diversa y competitiva, con una amplia variedad de bancos nacionales, bancos estatales, credit unions (cooperativas de crédito), y bancos de inversión. A diferencia de España, donde los bancos tienden a ser nacionales, en EE.UU. existe una clara división entre bancos que operan bajo licencias estatales y aquellos que operan a nivel federal.
Los bancos comerciales más grandes, conocidos como Big Four (JPMorgan Chase, Bank of America, Wells Fargo y Citibank), dominan gran parte del sistema financiero en EE.UU, aunque sin tanta penetración en el mercado como los grandes bancos españoles. También existe una gran cantidad de bancos de menor tamaño y cooperativas de crédito, que están orientados a servir a las comunidades locales, algo que les da más flexibilidad y un enfoque personalizado en comparación con los grandes bancos.
En la última década, el sistema bancario estadounidense ha experimentado una transformación significativa debido a la digitalización. La aparición de la banca en línea, las fintech y las criptomonedas ha desafiado el modelo tradicional de los bancos. Empresas como PayPal, Square, y otras Fintech están ofreciendo servicios financieros alternativos que son más accesibles y, en muchos casos, más económicos para los consumidores.
Además, las criptomonedas como Bitcoin y Ethereum han introducido una nueva dimensión de innovación financiera, aunque también han planteado desafíos regulatorios significativos. La Reserva Federal y otras agencias reguladoras han estado debatiendo cómo abordar la creciente popularidad de estos activos digitales, así como la posibilidad de emitir una moneda digital del banco central.
3. Servicios Bancarios y Acceso al Crédito
España:
El sistema bancario español ha sido históricamente más conservador en cuanto a la concesión de crédito en comparación con EE.UU. No obstante, antes de la crisis de 2008, los bancos y las cajas de ahorros ofrecían “alegremente” préstamos, especialmente para el sector inmobiliario, lo que contribuyó a la burbuja inmobiliaria que terminó estallando.
En los últimos años, los bancos españoles han sido más cautelosos, centrándose en la consolidación de sus balances y en el crédito responsable. El acceso al crédito para las pequeñas y medianas empresas ha mejorado, en parte gracias a programas del gobierno y a la financiación de instituciones como el Instituto de Crédito Oficial (ICO), que ofrece líneas de crédito para fomentar el desarrollo empresarial.
Estados Unidos:
El acceso al crédito en EE.UU. es más amplio y variado, con una gran cantidad de opciones tanto para particulares como para empresas. En comparación con España, los bancos estadounidenses son más agresivos en la concesión de crédito, lo que ha llevado a una mayor oferta de productos como tarjetas de crédito, hipotecas y préstamos para el consumo.
Además, el sistema de crédito estadounidense es complementado por un mercado de capitales más profundo y desarrollado que en España, lo que permite a los bancos ofrecer una mayor variedad de productos financieros.
4. Regulación Bancaria. ¿Quién vigila a los bancos?
España:
El Banco Central Europeo (BCE) es la principal autoridad reguladora del sistema bancario en España. Como parte del Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC), el Banco de España colabora estrechamente con el BCE en la supervisión y regulación de las instituciones financieras dentro del país.
Estados Unidos:
En Estados Unidos, la regulación bancaria es compleja y está fragmentada entre varias agencias federales y estatales. A nivel federal, las principales agencias reguladoras incluyen la Reserva Federal (Fed), el FDIC, la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC) y la Comisión de Bolsa y Valores (SEC). Cada una de estas agencias tiene diferentes roles y responsabilidades, lo que puede llevar a una superposición en la regulación y a problemas de coordinación.
Conclusión
A pesar de compartir ciertos principios fundamentales, los sistemas bancarios de España y Estados Unidos difieren en aspectos clave como su estructura, regulación y cultura crediticia. Mientras que el sistema bancario español es más centralizado y ha pasado por una consolidación significativa, el de Estados Unidos es mucho más fragmentado y competitivo. Ambos países han tomado lecciones de la crisis financiera de 2008, lo que ha llevado a reformas importantes para mejorar la estabilidad de sus sistemas financieros. Sin embargo, los desafíos continúan, y ambos sistemas enfrentan la necesidad de adaptarse a un entorno económico global cada vez más incierto y los nuevos competidores que han aparecido con la digitalización.
Esteban Fernández González
Profesor de Finanzas
Universidad de Cantabria