Las empresas recurren a las vallas publicitarias para anunciarse. Están por todos lados: carreteras, paradas de autobús, supermercados, etc. Carteles, carteles y más carteles. Pero ¿qué pasa si en vez de ser anuncios se convierten en contaminación visual? ¿Estamos saturados de tanto marketing y tanto anuncio? La publicidad cada vez es más personalizada, conocen nuestros gustos y las empresas aprovechan esto para individualizar sus campañas de marketing.
