IPC, EPA, EURIBOR, OPA… Son muchos los términos económicos que escuchamos o utilizamos prácticamente todos los días, pero hay dos que son especialmente desconocidos pese a lo familiar que nos resulta su nombre: TAE y TIN.
Cada vez que pasamos frente a una sucursal de un banco o consultamos por Internet las condiciones de una crédito o una hipoteca, nos encontramos con estas dos siglas. Sin embargo no todos saben exactamente qué son, cómo se calculan y para qué sirven.
¿Qué es la TAE?
Pese a que coloquialmente hablamos de «el TAE», realmente lo correcto es decir «la TAE», ya que se trata de la Tasa Anual Equivalente que, en forma de porcentaje anual, refleja el coste o rendimiento efectivo de un producto financiero.
Dicho de otra forma: como cada operación financiera es diferente, la TAE permite homogeneizar cualquier producto financiero a un periodo de un año para poder compararlo con otro similar de la misma entidad o de otra diferente.
Por ejemplo, no es lo mismo depositar nuestro dinero en un depósito al 4% anual en vez de uno al 2,5% anual si después por el primero vamos a tener que pagar unas comisiones o unos gastos de cancelación que incrementarán la operación. Para decidir cuál de los dos más nos interesa podemos recurrir a la TAE.
¿Cómo se calcula?
La TAE se calcula de acuerdo con una fórmula que tiene en cuenta el tipo de interés nominal del préstamo (personal o hipotecario), la frecuencia de los pagos (mensuales, trimestrales, etc.), las comisiones bancarias y otros gastos o ingresos.
En su cálculo no se incluyen los gastos que el cliente pueda evitar (como los gastos de transferencia), los que hay que abonar a terceros (notarios o impuestos) o los gastos por seguros, aunque sí se incluyen aquellas primas destinadas a garantizar a la entidad el reembolso del crédito en caso de fallecimiento, invalidez o desempleo, siempre que la entidad imponga su suscripción para la concesión del crédito. Tampoco se tienen en cuenta las deducciones por impuestos.
¿Para qué sirve?
Hay que tener presente que cada operación financiera es diferente: pueden variar los plazos, las mensualidades, el tipo de interés, los gastos, las comisiones, etc. Por ello se hace necesario una cifra única que tenga carácter comparativo entre alternativas de diferentes características.
La TAE permite al cliente comparar las diferentes inversiones o préstamos, con independencia de sus condiciones particulares, ya que iguala todos los elementos de la operación.
De hecho, el banco de españa obliga a los bancos a informar sobre la TAE tanto en la publicidad que hacen de sus productos como en los contratos, en los documentos de liquidación y en las ofertas vinculantes que facilitan a sus clientes.
¿Qué es el TIN?
El TIN (tipo de interés nominal) es el interés que la entidad financiera nos va a cobrar por el aplazamiento de los pagos.
El TIN pude ser diario, semanal, mensual, trimestral, semestral o anual, aunque el más habitual es el mensual.
Los TIN de los diferentes préstamos no son comparables, ya que no incluyen todos los gastos de la operación.
El TIN y la TAE en un ejemplo
Para ver de forma gráfica las diferencias entre el TIN y la TAE, vamos a poner un ejemplo de las condiciones de un préstamo en dos entidades financieras.
Préstamo de entidad 1:
Importe: 12.000 €
Plazo: 12 meses
TIN: 0%
Comisión de apertura: 3,5%
Seguro protección pagos: 1%
TAE: 8,93%
Total a devolver: 12.540 €
Préstamo de entidad 2:
Importe: 12.000 €
Plazo: 12 meses
TIN: 6,95%
Sin comisiones
Sin seguros
TAE: 7,18%
Total a devolver: 12.493,07€
En este ejemplo, el préstamo con 0% TIN y comisiones es más caro que el de 6,95% TIN sin comisiones, ya que su TAE es mayor.
El Banco de España dispone en su página web de un simulador que permite obtener la TAE de cualquier préstamo (hipotecario o personal).
Fuente: Europa Press (27 de mayo de 2015)