Los Bancos Centrales son Instituciones Públicas que tienen un papel fundamental en el desarrollo de las economías, puesto que ejercen de autoridad monetaria del país o conjunto de países del que son responsables. Es el caso de la Reserva Federal (Fed) en Estados Unidos, el Banco de Inglaterra en el Reino Unido, o el Banco Central Europeo (BCE) para la Unión Europea (UE).
La principal función del BCE es mantener la estabilidad de precios en la zona del euro, y garantizar la seguridad y la solidez del sistema bancario europeo con mecanismos de supervisión armonizados para todos los estados miembros.
También es el organismo que establece el precio al que se compra y se vende el dinero en la UE, y tiene consecuencias para gran parte de los productos financieros más habituales.
Disminuir los altos niveles de inflación actuales es una de las grandes responsabilidades, y preocupación de todos los bancos centrales, y la subida de tipos de interés es una de las herramientas más inmediatas de las que disponen.
Por eso ya hemos visto que la Reserva Federal ha realizado recientemente la subida de tipos más alta de los últimos años, y que el BCE ya ha anunciado una subida de 0,25% para finales de julio, que seguramente venga acompañada de subidas posteriores en septiembre y hasta final de año.
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EL EURÍBOR Y LOS TIPOS DE INTERÉS QUE FIJA EL BANCO CENTRAL EUROPEO
El Euríbor a un año es también protagonista estos días, por la creciente subida en los últimos meses, situándose la media del mes de junio en el 0,85% y con previsiones bastante alcistas hasta final de año.
Entendamos qué relación existe entre el Euríbor y los tipos de interés que fija el Banco Central. El Euríbor se calcula partiendo de los precios de oferta de los préstamos interbancarios de las principales entidades europeas. No hay sólo uno, depende de los plazos, de la operación, etc., pero por quedarnos con una idea, el más famoso es el Euribor a un año, porque es el que habitualmente ejerce de referencia en los préstamos hipotecarios.
