Estrategias militares y promesas incumplidas
El año 2005 el Comité Nobel concedió su premio de economía al estudioso de la Teoría de Juegos Thomas Schelling. Conviene recordar que la principal característica de esta teoría consiste en que cualquier resolución de los problemas planteados no depende exclusivamente de lo que haga una de las partes en conflicto, sino que el resultado final es consecuencia de la interacción recíproca de todos los elementos en presencia. En este sentido, las estrategias militares, por muy bien diseñadas que estén, no resultarán adecuadas si no han tenido en cuenta las diferentes acciones y reacciones del adversario.
La amenaza nuclear y el control de armamentos
Las principales aportaciones de Schelling están relacionadas con los temas bélicos y armamentísticos. De su obra “La estrategia del Conflicto” se ha llegado a decir que es uno de los libros más influyentes de la historia reciente. Schelling fue asesor del presidente Kennedy en la crisis de los misiles cubanos. Cuando en 2008, en un viaje a España, Manuel Conthe le preguntó en una entrevista de qué es de lo que se sentía más satisfecho, le respondió sin titubear que de haber aconsejado la política americana en materia nuclear y de haber conseguido que desde 1945 no se hubiera utilizado ningún artefacto de este tipo.
Suponía Schelling que la seguridad antinuclear residía en la vulnerabilidad recíproca de los contendientes y en la absoluta convicción del atacante de la respuesta contundente e inexorable del adversario. Por ello, lejos de aplaudir los programas de desarme, lo que proponía era aumentar la dispersión de ese armamento, de tal forma que el contraataque estuviese asegurado al no poder ser neutralizados al mismo tiempo todos los misiles de represalia.
Amenazas y promesas incumplidas
El principal problema que se plantea en estos enfrentamientos consiste en la credibilidad de las amenazas y el que una vez conseguido el objetivo se incumplan las promesas y los acuerdos alcanzados. Para salir al paso de estas observaciones Schelling se refirió a dos tipos de “juegos” sumamente oportunos. En el primer caso, el de las amenazas creíbles, se basó en los modelos del “Ulises” y “El motín carcelario”. Es normal en la teoría de juegos que los diferentes modelos que utiliza se reconozcan por el nombre de personajes, acontecimientos históricos u otras formas que los identifiquen fácilmente.
La forma que establece Ulises para no caer en las tentaciones que le proponen los cantos de sirena, consiste precisamente en renunciar voluntariamente a sus propias alternativas, impidiendo sus reacciones previsibles, o como en otro contexto, “Hernán Cortés” decidió que no había marcha atrás al quemar sus naves.
Todavía más claro es el modelo del motín carcelario, donde una serie de reclusos retienen al director de la cárcel y a unos cuantos rehenes; amenazando con matarlos si no se les proporcionan los consabidos recursos para salir indemnes. La solución teórica del problema consiste en que el alcaide se niega a negociar mientras corta toda comunicación posible con el exterior. De esta forma, los amotinados no van a poder salir de ninguna manera, pues los puentes están volados y no tienen ningún interlocutor a su alcance. Es cierto que pueden cargarse a los rehenes, pero con ello, aparte de no alcanzar su objetivo, lo único que conseguirían sería agravar su situación, por lo que lo que les conviene es negociar su rendición, pero ahora desde una posición de debilidad. Las amenazas habrían dejado de ser creíbles para convertir a unos temibles criminales en simples tigres de papel.
Estas situaciones nos conducen directamente al segundo problema de las promesas incumplidas y que podríamos llamar como “el dilema del secuestrador”. Una vez recibido el rescate, la posibilidad de que el liberado dé cuenta a la policía de datos que permitan localizarle, supone un riesgo evidente para el secuestrador, que por muchos votos de silencio que prometa, es muy probable que desconfíe de sus juramentos y termine por liquidar al secuestrado. Si las relaciones son continuadas, la posible revancha atenúa el problema, pero cuando se juega una sola vez es preciso buscar alternativas más convincentes.
Los políticos tendrían que volver a presentarse en un sistema democrático, y el incumplimiento de los contratos puede ser denunciado ante juzgados neutrales, pero nuestro secuestrado no tiene a quién recurrir para evitar que le silencien para siempre. La solución de Schelling, Jugando en contra de los propios intereses del secuestrado, consiste en comunicar a su captor algo que, de conocerse, le perjudicaría notablemente y que éste pudiese revelar si se fuese de lengua. Cuál es ese secreto o esa historia nefanda dependería en cada caso.
Los puntos focales
También se refiere Schelling a convenciones como el respeto a la Constitución, el imperio de la ley, el monopolio de la violencia en el Estado, la defensa de la propiedad o de la vida, que constituyen algunos de esos puntos focales, admitidos abrumadoramente por la población y que evitan el tener que inventar la pólvora cada día.
El calentamiento global y el Protocolo de Kyoto
Schelling criticó el Protocolo de Kyoto por considerar que el acuerdo estaba mal planteado y resultaría un fracaso. La primera de las descalificaciones que señala Schelling es que se limita a establecer reducciones de porcentajes sobre los niveles de partida, en lugar de definir medidas concretas; sin especificar cómo y qué se hace con los que no cumplan sus compromisos.
La segunda objeción se refiere a pretender que grandes países emergentes como China o India, renuncien a recorrer el camino que los países desarrollados han superado a golpe de contaminación. La solución de Schelling se centra de nuevo en la Teoría de Juegos y recuerda que no solo existen los de suma cero, o los de mera competición, sino que existen también los de suma positiva, donde la cooperación puede redundar en beneficio de todos los participantes.
Las aportaciones de Schelling no terminan en el campo militar, ni en los planteamientos estratégicos. Afortunadamente, nos ha dejado una serie de libros donde aborda sus reflexiones sobre los más variados problemas de permanente actualidad. He aquí sus títulos más relevantes: ”La Estrategia del Conflicto”, “Estrategia y control de armas”, “Armas e Influencia”, “Micromotivos y Macroconductas”, “Elección y Consecuencias”, “Incentivos para la protección del Medio Ambiente” o “Principios de Negociación”.
Para conocer un poco más a fondo sobre cada uno de los galardonados recuerda que puedes consultarlo todo en el libro ‘Una corona de laurel naranja’ o entrando al siguiente blog. José Carlos Gómez Borrero