Trygve Haavelmo – Premio Nobel 1989

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Econometría, Estadística y Cálculo de Probabilidades

En 1989 el premio Nobel de Economía lo recibió el noruego Trygve Haavelmo “por clarificar los fundamentos de la teoría de las probabilidades para la econometría y por su análisis de las estructuras económicas simultáneas”. Esto es lo que dice textualmente el comunicado de la Real Academia Sueca de las Ciencias para reconocer los méritos que concurren en su galardonado.

La prosa científica, demasiadas veces, solo resulta asequible para unos cuantos iniciados. En esta ocasión, creo que al hombre de la calle le resultará especialmente difícil descifrar por qué se ha concedido un premio tan importante a un señor tan poco conocido. De hecho, en su Noruega natal, donde pasó la mayor parte de su carrera académica como profesor de la Universidad de Oslo, tampoco gozaba de gran notoriedad. Solo dentro del círculo de los estudiosos de la econometría recordaban sus aportaciones del año 1941. Éstas constituían el fundamento de su tesis doctoral, de la que se acordaron para magnificarla con el premio Nobel cerca de cincuenta años más tarde.

En Haavelmo cabe distinguir dos etapas claramente diferenciadas. La primera que transcurre en Norteamérica, donde le sorprende la Segunda Guerra Mundial cuando formaba parte de una comisión noruega de comercio. Esta circunstancia la aprovechó para inscribirse en la Universidad de Harvard y doctorarse en 1941 con la tesis titulada “El enfoque probabilístico de la economía”.

Terminada la guerra regresa a Oslo para impartir enseñanzas de teoría económica, olvidando relativamente sus primeros trabajos econométricos. A esta segunda etapa pertenece su aportación más conocida, a la que sin embargo no se refiere el Comité Nobel. Se trata del llamado Teorema de Haavelmo, en el que demuestra formalmente el carácter expansivo de un presupuesto gubernamental creciente, aunque esté financieramente equilibrado.

La econometría, el cálculo de probabilidades y las ecuaciones simultáneas

A mediados del siglo XX, las posibilidades que abrían los nuevos ordenadores para el análisis y el procesamiento de enormes cantidades de datos, constituyeron la época dorada de la econometría. Los primeros años de la concesión del Nobel económico presentan un sesgo claro hacia los estudiosos que anticipaban el descubrimiento de nuevas técnicas estadísticas, que servirían para determinar las causa que provocan los fenómenos económicos.

Sin embargo, las expectativas creadas se revelaron más tarde como excesivamente optimistas. Al mismo tiempo, en la economía la interdependencia entre variables es notoria; todo depende de todo, y el recurso al “ceteris paribus”, es decir, el suponer que todo lo demás permanece invariable, es un deseo imposible de materializar en la práctica.

La primera aportación de Haavelmo consiste en incorporar el cálculo de probabilidades al proceso de toma de decisiones, y en cuanto al problema de la correlación de variables, Haavelmo aplica con éxito el aparato matemático de las ecuaciones simultáneas para la resolución de estas situaciones. Al abandonar sus primeros trabajos, hace que el posterior desarrollo explosivo de la econometría haya olvidado relativa e injustamente a uno de los que puede considerarse como uno de los padres fundadores de esta disciplina.

El Teorema de Haavelmo 

Las propuestas keynesianas para animar la economía y combatir el desempleo involuntario, aconsejaban que el gobierno incurriese en déficits presupuestarios. Algo que contravenía de frente los más arraigados principios de la ortodoxia económica y financiera. Si la economía no funcionaba por falta de decisión de invertir o de consumir por parte de empresarios y particulares, el gobierno debía “cebar la bomba” con sus estímulos monetarios y sobre todo fiscales, para poner en marcha el motor de la actividad económica.

El aumento de la participación del Estado mediante un gasto financiado con impuestos, decían los partidarios del déficit, no tendría ningún efecto expansivo, pues el Estado estaría quitando con una mano lo que estaba entregando con la otra. Lo que afirma el teorema de Haavelmo, es que, un incremento del presupuesto gubernamental, financiado con el correspondiente equilibrio fiscal, sí produce efectos multiplicadores; no tan profundos como en el caso de la incursión en déficits, pero significativos y sin tener que recurrir al endeudamiento y a intervenir artificialmente para distorsionar la economía.

Los mayores gastos del Estado, dice Haavelmo, elevarán el Producto Nacional Bruto (PNB), provocando la recuperación de factores desempleados. Por su parte, si los impuestos han detraído la misma cuantía, la renta disponible seguirá siendo la misma y la demanda no se resentiría. Esta sutil diferencia entre el comportamiento del PNB y el de la Renta Disponible, plantea la idea de que el tamaño del presupuesto, aunque este equilibrado, puede ser un arma de política económica a tener en cuenta.

No obstante, podemos añadir, que este comportamiento funcionará dentro de unos ciertos límites, pues una gran expansión del gasto público y el consiguiente aumento de la presión fiscal, puede modificar sensiblemente el modelo económico del país. Éste puede deslizarse con tendencia a convertirse en un modelo de planificación central, y por la otra parte, el aumento impositivo puede minar la actitud emprendedora de un sector privado.

Para conocer un poco más a fondo sobre cada uno de los galardonados recuerda que puedes consultarlo todo en el libro ‘Una corona de laurel naranja’ o entrando al siguiente blogJosé Carlos Gómez Borrero

José Carlos Gómez Borrero

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