Entrevista con alumnos de auditoría de la Universidad de Cantabria (II)

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Entrevista con alumnos de auditoría de la Universidad de Cantabria (II)

07/01/2014 | Alumnos de la UC y Jorge Segura

¿Qué aspectos se deberían cambiar para que los pequeños auditores tomaran un mayor protagonismo en el escenario de la auditoría?
Esa es otra muy buena pregunta. En un país donde el 92-96% de las empresas son pymes tiene mucho sentido la pregunta que haces. En el resto de Europa el peso de la pyme es parecido, las nuevas directivas apuntan que el 90% de las empresas europeas se consideran pequeñas empresas.

Las multinacionales de auditoría no entran a auditar las pequeñas empresas, no les renta y además los auditores pequeños damos un servicio que no puede dar una multinacional. Una multinacional manda a 2 o 3 juniors de primer año dos o tres días, un pequeño es un auditor con firma y muchos años de experiencia que acompaña a la empresa en todo el proceso de la auditoría y está en la empresa a diario.

Se puede comparar a una multinacional y una firma pequeña con una autopista o autovía y una carretera secundaria; la primera tiene unos recursos y prestaciones para la larga distancia entre grandes ciudades que no tiene una secundaria, sin embargo estas últimas son necesarias para llegar a los pueblos y pequeñas ciudades para que no sean olvidadas. Vuelvo a reiterar en el carácter complementario y no excluyente de las dos.

Aspectos que se deberían cambiar:
Regulatorio: es el problema principal a cambiar. La nueva ley de auditoría nos está expulsando del mercado, sobre todo los temas de independencia, controles de calidad, acceso a la profesión y formación continua. Los nuevos auditores que quieran ponerse por su cuenta ya no lo podrán hacer.
Contratación Pública: los concursos públicos están hechos para que solo puedan acudir las Big Four y poco más. Asocian todo a la dimensión, no a la capacidad del profesional. Deberían eliminarse esas barreras de acceso.
Ley de transparencia: colectivos como el Consejo General de Economistas propuso dos enmiendas al Anteproyecto de Ley para generalizar la auditoría de cuentas en el sector público (ayuntamientos y fundaciones) que fueron totalmente olvidadas. Es curioso que las NIAs (Normas Internacionales de auditorías) en su adaptación a España, justo se haya cortado del texto la parte de “auditoría del Sector Público”. También es curioso que un país con un aparato administrativo tan enorme disponga de tan ínfimos recursos para su propio control.

Se debería hacer una distinción mayor en los procedimientos de trabajo entre las grandes y pequeñas, no solo por los auditores sino también por la carga que supone para las empresas auditadas.

Lamentablemente el futuro parece que no va a ir por este camino, y lo digo con mucha pena y tristeza porque la mayor parte del tiempo de mi vida la dedico a esta profesión. Mi visión es profundamente pesimista para los auditores individuales. Lo comentaré en un post que tengo comenzado y que se titula Por qué pueden desaparecer los auditores individuales.

¿Se ponen demasiadas trabas a la labor del auditor cuando realiza su trabajo en las empresas?
No. En mi experiencia laboral en el ámbito de las pymes, que recorre varios cientos de auditorías en diferentes sectores, distintos tamaños y distintos momentos económicos, casi nunca hemos tenido trabas.

En general, en ese sentido, las pymes son bastante diligentes con el auditor.

¿Cree que la auditoría de cuentas está excesivamente regulada?
Si te refieres a la profesión, si, aunque hasta cierto punto racional es necesario para asegurar los estándares de calidad e independencia.

Dicho esto, creo que se está “hiper-regularizando” con las adopción de la normativa internacional y no se está diferenciando entre pequeña empresa y multinacional. No tiene ningún sentido que tengamos que aplicar toda la normativa técnica, procedimientos y controles en una auditoría de un balance de una empresa que factura 100.000 euros y tiene 2 trabajadores, que la auditoría por ejemplo del Banco Santander ó Telefónica.

La introducción de las NIAs, de forma nominativa, dice que depende de la complejidad, pero en la práctica no es así, además dicen que el tamaño no importa y se enorgullecen de ello. En este punto se está produciendo una “esquizofrenia reguladora” que dificulta muchísimo la realización del trabajo de verdad. El aplastamiento por regulación produce esterilidad.

Una de las alumnas me preguntó en referencia a este post, donde hablaba del alto paro juvenil en España, si este exceso de regulación iba a hacer que los jóvenes auditores se tuvieran que marchar a otros países, relacionando una cosa con la otra. Mi respuesta fue que lo que está ocurriendo con la profesión de la auditoría y su regulación es una expresión más de lo que se está produciendo en toda la economía española en general; el exceso de legislación fiscalizadora y reguladora, la presión de los lobbies de las BF, los intereses del poder legislativo de no ser revisado y la predación administrativa va a hacer y está haciendo imposible que los jóvenes creen sus propios negocios. La auditoría de cuentas es otro ejemplo del insalvable gap generacional que existe en todas las profesiones.

¿Qué opinión le merece que sean las propias empresas las que contraten y paguen al auditor?
Desde un punto de vista purista creo que el principio fundamental de la auditoría, la independencia, se desvirtúa en ese preciso momento. El problema es que no tengo claro que otras formas de contratación sean mejores. Por ejemplo, un sistema mixto en el que el Estado (mediante un sistema de elección de listas en el Registro Mercantil como en los trabajos periciales y concursales) pagase una parte podría crear el clientelismo propio de un país como el nuestro y el pago total del Estado ni te cuento. Creo que ese pequeño riesgo compensa el criterio actual sobre lo que podría ser dinero público, los mecanismos de mercado en ese sentido funcionan y la normativa reguladora de la actividad de auditoría de cuentas es muy severa. En cualquier caso es solo una hipótesis discutible porque no tenemos experiencia de otros sistemas de cobro de honorarios.

¿Piensa que todas las empresas deberían ser auditadas?
No. No tendría sentido. Si a la carga burocrática, administrativa y fiscalizadora que sufren las pequeñas le añades esto, aquí no crea una empresa nadie. Sería imposible.

Sí que creo que deberían auditarse todas las ayudas que conlleven dinero público a partir de un determinado nivel, ya sean empresas, ayuntamientos o ONG’s, para que el objetivo al que van dirigidas sea cumplido y su gestión sea correcta.

Y los organismos y empresas públicas, ¿no deberían auditarse?
Deberían ser las primeras en auditarse. Gestionan dinero público, el que pagamos todos.

El Consejo General de Economistas emite todos los años un estudio sobre los entes que se auditan en España, desde cabildos hasta corporaciones municipales. La media de los últimos años es del 8-9% de los entes auditados. ¿El resto? dejo la pregunta abierta.

A las entidades públicas les da miedo que entremos los auditores. Y al poder legislativo, que lo tienen los partidos políticos, no le interesa. No interesa por razones obvias. Es una vergüenza.

Este editorial tiene como origen el blog «La condición mecánica«. Puedes verlo al completo en el siguiente enlace. La primera parte de la entrevista la tienes disponible aquí. El propio autor Jorge Segura (@jorgel_segura) ha permitido su publicación en FXM Noticias.

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