Volatilidades conjuntas o dispersas. Homo y Heterocedasticidad
La inmensa mayoría de la población mundial ha podido sobrevivir hasta ahora con un desconocimiento absoluto de lo que significan estos términos, pero después de los trabajos de Engle, muchos estadísticos, económetras y analistas financieros, no pueden permitirse el lujo de olvidar sus modelos y las consecuencias derivadas de su análisis.
La heterocedasticidad tiene que ver con la dispersión de los datos observados de una variable a lo largo del tiempo. Quizá lo mejor sea visualizarla con algún ejemplo. Si estudiamos las ganancias de un determinado colectivo a lo largo de toda su carrera profesional, como el de los arquitectos, podemos comprobar que mientras los recién licenciados todos ganan prácticamente lo mismo, unos años más tarde hay algunos que cobran más que otros y que más adelante, los consagrados ingresan enormes fortunas por sus proyectos, mientras que otros apenas firman las reformas de los cuartos de baño de sus familiares y amigos.
A esta dispersión de ingresos se le llama heterocedasticidad. Por otra parte, los funcionarios que han ganado una oposición obtendrán todos los mismos ingresos a lo largo de su vida profesional, aumentados con trienios y otras remuneraciones regladas, pero iguales para todo el colectivo. Dicho de otra forma, las remuneraciones de los funcionarios presentas homocedasticidad. El caso de los arquitectos es aplicable también a los médicos, a los abogados, a las profesiones liberales en general y de forma extraordinaria a los artistas o a los deportistas de elite. El caso de los funcionarios es aplicable al de los obreros de baja cualificación, o al de los empleados sujetos a convenios colectivos sindicales.
El centrarnos en el ámbito laboral es porque nos permite asociar la idea de volatilidad con la del riesgo, pues una alta volatilidad aleatoria entraña falta de seguridad en el futuro y el convivir con la incertidumbre no siempre es deseado. La seguridad que proporciona una oposición y un empleo estable se paga con una renuncia a grandes ambiciones. A cambio se evita el incurrir en pérdidas o a tener que sufrir el drama del desempleo.
El exponente más claro en el tema del riesgo, quizá se encuentre en la evolución de las cotizaciones bursátiles, razón por la que los modelos de Engle han sido adoptados con tanta aceptación por los analistas financieros y los gestores de los fondos de inversión. De las numerosas relaciones que existen en el mercado bursátil podemos comprobar como varía el volumen diario de la contratación de las acciones de un determinado título a lo largo del tiempo.
En circunstancias normales estas cantidades suelen estar en torno a una determinada magnitud, pero en ocasiones se disparan al alza de forma muy notable, es decir, aumenta la volatilidad de las transacciones, y. es de suponer que existe un interés especial en ese valor que justifique ese furor comprador-vendedor. Lo más probable es que responda a una información que los iniciados han detectado y de la que se pretenden aprovechar.
El modelo no indica si la cotización va a subir o a bajar, pero lo que sí anticipa es que se van a producir movimientos significativos, de los que convendría cubrirse si no se quiere asumir el riesgo que comporta este inusitado interés. Soy consciente de que los párrafos anteriores son una aproximación grosera de lo que las aportaciones de Engle han representado para la Econometría, que ha pasado del estudio y la relación de unos datos para tratar de interpretarlos, a una visión dinámica de los mismos, en la que además de justificar comportamientos y buscar correlaciones, intenta anticiparse y descubrir valoraciones futuras.
Para conocer un poco más a fondo sobre cada uno de los galardonados recuerda que puedes consultarlo todo en el libro ‘Una corona de laurel naranja’ o entrando al siguiente blog. José Carlos Gómez Borrero