La tecnología perjudicará a los bancos, no los matará15/10/2014 | John Gapper – Financial Times Español
Silicon Valley no quiere crear un nuevo sistema financiero, sino más bien aprovechar el existente. La tecnología tiene sus ojos puestos en la banca. Se espera el lanzamiento esta semana de Apple Pay, el sistema de pago interactivo sin-contacto de Apple para los iPhone; los fondos de capital riesgo están invirtiendo dinero en empresas “start-up” de «fintech»; y Marc Andreessen, el empresario de tecnología, habla de «la oportunidad de reconstruir el sistema. Las transacciones financieras son sólo números; es sólo información”. El Sr. Andreessen, socio del fondo de capital riesgo Andreessen Horowitz, agregó en una entrevista con la revista Bloomberg Markets la semana pasada: «Para mí, es todo acerca de la desagregación de los bancos. Si los reguladores van a regular los bancos, entonces surgirán entidades no bancarias para hacer las cosas que los bancos no pueden hacer”. Esto plantea varias preguntas sobre la última vez que las entidades no bancarias (o el sistema bancario en la sombra) se hicieron cargo de la intermediación financiera por debajo del radar, avivando la crisis financiera de 2008. Pero mi pregunta es: ¿Quiere Silicon Valley realmente destruir la banca minorista y crear un nuevo sistema financiero, o preferiría aprovechar el ya existente? Aparte de Bitcoin y empresas relacionadas con criptomonedas, en las que Andreessen Horowitz invierte, la evidencia apunta firmemente a la segunda opción. Apple Pay suena radical, pero es esencialmente una forma de convertir un teléfono en una tarjeta de crédito o de débito, con el apoyo de los bancos estadounidenses. Otras empresas nuevas están apropiándose un poco en los servicios más rentables de los bancos, no compitiendo con ellos de frente. No hay duda de que la infraestructura de los bancos minoristas es anticuada, y está construida de una manera que invita a la competencia de las redes entre pares. Tampoco hay duda de que los bancos son muy vulnerables a los precios – ofreciendo servicios de depósito básico a bajo coste o gratis al mismo tiempo que aprietan a sus clientes con productos auxiliares, tales como los sobregiros y cambio de divisas. Pero ¿cuál es la mejor manera de competir con una industria que tiene pocas ganancias de servicios intensivos en capital regulados con enormes barreras de entrada, y una gran cantidad de agregados menos protegidos? La pregunta se responde sola, por lo que Silicon Valley se centra en los pagos mientras habla de ser disruptivo con los préstamos. Consideremos Occupy Wall Street, el movimiento de protesta que centró justamente la atención sobre la injusticia del atrincheramiento y la dependencia de la industria bancaria en la financiación pública. A raíz de las protestas, un grupo de ocupantes intentó sin éxito establecer un sindicato o banco nacional de crédito en EEUU, y poner en marcha una tarjeta de débito prepagada de bajo coste. “Está claro que la inmensa cantidad de medidas regulatorias a las que se enfrenta cualquier entidad nueva es un barrera de entrada masiva que protege a los bancos existentes”, dice Carne Ross, diplomático y miembro del grupo Occupy. Las leyes estadounidenses prohíben establecer una unión de crédito nacional abierta a cualquier cliente. El Sr. Andreessen cree que las entidades no bancarias lograrán evitar regulaciones. Puede haber algo de esto – me llama la atención que mi proveedor de energía ofrece una mayor tasa de interés a los depósitos que mi banco – pero ni los reguladores ni el público tolerarán una banca minorista en la sombra por mucho tiempo si algo sale mal, como suele suceder. Un área de crecimiento en las finanzas del Reino Unido han sido los préstamos rápidos del día de pago on line por empresas como Wonga, que se comprometió a extender la banca a los más necesitados. Después de varios escándalos, los reguladores del Reino Unido han endurecido las normas, imponiendo límites a las tasas de interés de préstamos en julio e incitando este mes a Wonga a cancelar préstamos con 330.000 clientes morosos. El Sr. Andreessen también afirma que las conversaciones entre prestamistas y los prestatarios son «vudú» y pueden ser reemplazadas por la tecnología. Sin embargo, los bancos minoristas dependen enormemente de la tecnología – es muy difícil conseguir un préstamo sin una buena puntación de crédito. La idea de que, como él sugiere, las empresas de tecnología puedan mejorar la puntuación de crédito mediante el análisis de historiales de búsqueda y datos en las redes sociales de los clientes no es creíble. El mayor obstáculo para la competencia es que el negocio principal de aceptar los depósitos y mantenerlos seguros no es muy rentable en un mundo donde hay bajos intereses. Deloitte, la consultora, estima que los bancos del Reino Unido pierden el 1,1 por ciento de los depósitos en cuenta corriente por los tipos de interés existentes porque ganan menos sobre el efectivo mientras que todavía tienen que cubrir los costes de la tecnología y las sucursales. Los nuevos bancos que no tienen sucursales y gastan menos en remendar software heredado podrían hacer esto de manera más eficiente – y buena suerte a aquellos que penetren en las redes regulatorias y lo intenten. Pero es mucho menos arriesgado añadir nuevos servicios a la infraestructura bancaria existente, y absorbe menos capital. Esto es lo que la mayoría de los emprendedores – y empresas como Apple y Google – están haciendo. Ellos no están prestando dinero, excepto a través de un socio bancario. Ofrecen servicios basados en la red bancaria – PhotoPay y WorldRemit, por ejemplo – o productos financieros derivados facilitados por otros, como Moneysupermarket. La tecnología puede llegar a cambiar la infraestructura de la banca, pero eso no va a suceder pronto. Sean Park, fundador de la firma de asesoría Anthemis, estima que ésta «es una amenaza a largo plazo que va a suceder durante décadas, no meses o años». No espero que Bitcoin reemplace al sistema de liquidación bancaria, que existe desde los bancos de orfebrería del siglo XVII. Hasta entonces, Silicon Valley competirá en los bordes, donde los bancos hacen sus mejores ganancias. No es un mal trato para ellos, ni para los clientes. |
Technology will hurt the banks, not kill them10/15/2014 | John Gapper – Financial Times English
Silicon Valley does not want a new financial system, but rather to ride on the existing one. Technology has its eyes on banking. Apple is expected this week to launch Apple Pay, its touchless payment system for iPhones; venture capital funds are pouring money into “fintech” start-ups; and Marc Andreessen, the technology entrepreneur, talks of “a chance to rebuild the system. Financial transactions are just numbers; it’s just information.” Mr Andreessen, a partner of the venture fund Andreessen Horowitz, added in an interview with Bloomberg markets magazine last week: “To me, it’s all about unbundling the banks. There are regulatory arbitrage opportunities every step of the way. If the regulators are going to regulate banks, then you’ll have non-bank entities that spring up to do the things that banks can’t do.” This raises plenty of questions, not least about the last time non-bank entities (also known as the shadow banking system) took over financial intermediation below the radar, stoking the 2008 financial crisis. But my question is: does Silicon Valley really want to blow up retail banking and create an entirely new financial system, or would it prefer to ride on the existing one? Aside from Bitcoin and cryptocurrency-related companies, in which Andreessen Horowitz invests, the evidence points firmly to the latter. Apple Pay sounds radical but is essentially a way to turn a phone into a contactless credit or debit card, with the support of US banks. Other start-ups are nibbling away at banks’ more profitable services, not competing head-on. There is no doubt that the infrastructure of retail banks is antiquated, and is built in a way that invites competition from peer-to-peer networks. Nor is there a doubt that banks make themselves vulnerable by how they price – offering core deposit services cheaply or free while squeezing customers on ancillary products such as overdrafts and currency exchange. But what is the best way to compete with an industry that makes little from a capital-intensive, regulated service with formidable barriers to entry, and a lot from less protected add-ons? The question answers itself, which is why Silicon Valley focuses on payments while talking about disrupting lending. Consider Occupy Wall Street, the protest movement that rightly focused attention on the unfairness of the banking industry’s entrenchment and reliance on public finance. In the wake of the protests, a group of Occupiers tried and failed to set up a national credit union or bank in the US, and to launch a low-cost, prepaid debit card. “It became clear that the immense amount of regulation that any new entity faces is a massive barrier to entry which protects the existing banks,” says Carne Ross, a diplomat and member of the Occupy group. US laws made it impossible to establish a national credit union open to any customer. Mr Andreessen believes non-banks will manage to work around regulations. There may be something to this – it is striking that my energy supplier offers a higher rate of interest on deposits than my bank – but neither regulators nor the public will tolerate shadow retail banking for long if something goes wrong, as it tends to do. One growth area in UK finance has been online payday lending by companies such as Wonga, which promised to extend banking to the underserved. After various scandals, UK regulators have tightened the rules, imposing caps on lending rates in July and this month pushing Wonga to write off loans to 330,000 customers in arrears. Mr Andreessen also asserts that loan officers talking to borrowers is “voodoo” and can be replaced by technology. If anything, however, The biggest barrier to competition is that the core business of taking in deposits and keeping them safe is not very profitable in a low-interest world. Deloitte, the consultancy, estimates that UK banks make a 1.1 per cent loss on current account deposits at existing interest rates because they earn less on the cash while still bearing the costs of technology and branches. A start-up bank that has no branches and spends less on patching up legacy software might do this more efficiently – and good luck to those that penetrate the regulatory thicket and try. But it is much less risky to attach a new service to the existing banking infrastructure, and it absorbs less capital. This is what most start-ups – and companies such as Apple and Google – are doing. They are not lending money, except through a banking partner. They offer services on top of the banking network – PhotoPay and WorldRemit, for example – or aggregate financial products provided by others, for example, Moneysupermarket. Technology may eventually change the infrastructure of banking but it will not happen soon. Sean Park, founder of the advisory firm Anthemis, estimates that this “is a long-term threat that will play out over decades, not months or years”. I will not hold my breath for Bitcoin to replace the central ledger of bank settlement, which dates from 17th-century goldsmith banks. Until then, Silicon Valley will compete at the edges, where banks make their best profits. It is not a bad compromise for them, or for customers. |
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